Ken Taylor, el ex embajador canadiense en Teherán que ocultó en su casa a diplomáticos estadunidenses durante la crisis de los rehenes en Irán en 1979-81, falleció este jueves a los 81 años. La esposa de Taylor, Pat, informó que Ken murió después de dos meses con cáncer de colon.
"Me enteré con tristeza de la muerte de Ken Taylor, él encarnaba a la perfección el servicio diplomático de Canadá", dijo el jueves el primer ministro Stephen Harper en su cuenta de Twitter.
"Como embajador de Canadá ante Irán durante la Revolución Iraní, Taylor arriesgó valientemente su propia vida al proteger de la captura a un grupo de diplomáticos estadunidenses", señaló Harper. "Ken Taylor representaba lo mejor de lo mejor que puede ofrecer el servicio exterior de Canadá".
Durante la ocupación de la embajada estadunidense en Teherán el 4 de noviembre de 1979, estudiantes islámicos tomaron como rehenes a diplomáticos estadunidenses, pero seis de ellos lograron huir y se refugiaron en las residencias del embajador canadiense Ken Taylor y del entonces responsable de servicios consulares de Canadá en Teherán, John Sheardown, que murió a fines de 2012.
Ocultos durante tres meses
Taylor mantuvo a los estadunidenses ocultos en su residencia y en el hogar de su asistente, John Sheardown, en Teherán durante tres meses. Ayudó a que escaparan al conseguirles boletos de avión y persuadir al gobierno de Ottawa a que emitiera pasaportes falsos.
Nacido en 1934 en Calgary, Taylor fue homenajeado como héroe por ayudar a salvar a los estadunidenses, una operación clandestina que tuvo apoyo total del gobierno del primer ministro canadiense Joe Clark. En un mensaje en Twitter, Clark calificó a Taylor como un héroe canadiense y un valioso amigo.
"El embajador Taylor se ganó el agradecimiento perdurable de Estados Unidos —y se le concedió la Medalla de Oro del Congreso— por su valor e ingeniosidad para albergar a seis ciudadanos estadunidenses atrapados en Irán luego de la toma de la embajada estadunidense en Teherán el 4 de noviembre de 1979 y, a la postre, por asegurar su regreso seguro", dijo en un comunicado el embajador de Estados Unidos ante Canadá, Bruce Heyman.
"Las acciones valerosas del embajador Taylor ejemplifican la naturaleza perdurable de la relación especial entre Estados Unidos y Canadá", agregó. El 27 de enero de 1980, gracias al suministro de pasaportes canadienses falsos, los seis diplomáticos estadunidenses pudieron abandonar Irán sanos y salvos.
La historia de este episodio fue narrada en el film "Argo" de Ben Affleck, quien recibió el Óscar a la Mejor Película en 2013. Sin embargo, el ex diplomático y otros sintieron que la cinta minimizó la participación que tuvieron él y Canadá.
Aunque las acciones de Taylor se hicieron famosas en la película, el ex diplomático y otros dijeron que se sintieron menospreciados por los realizadores. Él indicó que ésta hizo parecer a Canadá como un tímido observador de la heroicidad de la CIA.
Amigos de Taylor se indignaron cuando "Argo" fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Toronto en 2012. La nota final original de la película decía que Taylor recibió 112 menciones y reconocimientos por su trabajo en la liberación de los rehenes, y sugería que no los merecía porque la película termina con la decisión de la CIA de permitir que Canadá obtenga el reconocimiento de haber ayudado a escapar a los estadunidenses.
La esposa de Taylor dijo que éste fue diagnosticado con cáncer en agosto y que amigos de Canadá, Estados Unidos y otras partes lo visitaron en el Hospital Presbiteriano de Nueva York, donde fue tratado.
Su legado, "la generosidad"
Ella dijo que el legado de Taylor fue su generosidad. "Él realizó todo tipo de cosas para todo el mundo sin ninguna expectativa de recibir algo a cambio", dijo a The Associated Press en una entrevista telefónica.
"Es por ello que ocurrió ese incidente en Irán", comentó. "No hubo ninguna vacilación al respecto. Él simplemente siguió adelante y lo hizo. Su legado es que dar es lo importante, no recibir. Eso es lo que hizo con todos sus amigos".
Los seis diplomáticos estadunidenses habían logrado escapar cuando su embajada fue invadida en 1979. Pasaron cinco días movilizándose para esconderse y luego se refugiaron en la embajada canadiense durante los siguientes tres meses. Taylor aceptó de inmediato recibirlos sin consultar con el gobierno de Canadá.
La CIA consultó con funcionarios canadienses sobre cómo organizar un rescate, y Canadá dio autorización para que se les proporcionaran pasaportes canadienses falsos a los diplomáticos.
Internado desde hacía un tiempo a causa del cáncer de colon, a Ken Taylor le gustaba, según su hijo Douglas, "recordar que cualquiera habría hecho lo mismo que él hizo".