Ciudad de México /
El pequeño Felipe Gómez, de 8 años, y su padre Agustín salieron de Guatemala en busca de una vida mejor en Estados Unidos y aunque lograron llegar a la frontera sur de ese país, fueron detenidos por autoridades migratorias tras ser abandonados por el coyote en El Paso, Texas.
Luego de un mes de estar en la estación migratoria de Álamogordo, Felipe falleció de neumonía el 24 de enero de 2018 tras una mala atención; el pequeño se convirtió en el primero de siete niños migrantes que han muerto en los últimos dos años bajo el resguardo de autoridades estadunidenses.