Scott Atlas, el asesor científico del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que se había mostrado escéptico sobre las medidas para controlar el brote de coronavirus, dejó su cargo en la Casa Blanca.
Un funcionario de la Casa Blanca confirmó que el neurorradiólogo de la Universidad de Stanford, quien no tenía experiencia formal en salud pública o enfermedades infecciosas, renunció al final de su asignación temporal en el gobierno. Atlas confirmó la noticia en un tuit.
Honored to have served @realDonaldTrump and the American people during these difficult times. pic.twitter.com/xT1hRoYBMh
— Scott W. Atlas (@ScottWAtlas) December 1, 2020
Atlas se unió a la Casa Blanca este verano, donde chocó con los principales científicos del gobierno, incluidos Anthony Fauci, el "zar" de la pandemia de covid-19, y Deborah Birx, mientras se resistía a los esfuerzos más fuertes para contener la pandemia de covid-19 que ha matado a más de 267 mil estadunidenses.
Atlas rompió con los expertos del gobierno y el consenso abrumador de la comunidad científica para criticar los esfuerzos para alentar la cobertura facial para frenar la propagación del virus. Hace apenas unas semanas en Twitter respondió a las últimas restricciones de virus de Michigan, alentando a la gente a "levantarse" contra las políticas del estado.
Sus puntos de vista también llevaron a la Universidad de Stanford a emitir una declaración distanciándose del miembro de la facultad, diciendo que Atlas "ha expresado puntos de vista que son inconsistentes con el enfoque de la universidad en respuesta a la pandemia".
"Apoyamos el uso de cubrebocas, el distanciamiento social y la realización de pruebas de vigilancia y diagnóstico", dijo la universidad el 16 de noviembre. "También creemos en la importancia de seguir estrictamente la guía de las autoridades de salud locales y estatales".
Atlas fue contratado como "empleado especial del gobierno", lo que limitó su servicio al gobierno a 130 días en un año calendario, fecha límite que alcanzó esta semana.
Defendió su papel en su carta de renuncia, diciendo: "No puedo pensar en un momento en el que salvaguardar la ciencia y el debate científico sea más urgente".
dmr
