Internacional

Alemania está deprimida: tiene miedo al mundo y al futuro

El pueblo alemán sufre una crisis identitaria que les hace dudar frente a las urnas al sentirse abandonados por la clase política

“El alemán ahora mismo tiene miedo al mundo y al futuro” aseguró Miguel Otero, investigador del Real Instituto Elcano, durante el Foro de Análisis Europeísta en Madrid. Berlín se ha alejado de sus aliados manteniendo un modelo anticuado y sin una estrategia política fuerte, señala.

Mientras Europa espera mucho de Alemania, los germanos, como sociedad, no saben qué esperar. Más de 17 millones de personas habilitadas al voto están indecisas, según datos de la consultora Mentefactum.

Leonie Molls es gestora de proyectos editoriales en Kassel. Su voto lo tienen claro, a Die Grünen, es decir, “Los Verdes”, y entiende a quienes dudan. “Alemania enfrenta un momento complicado. La globalización y la creciente complejidad del mundo generan incertidumbre en muchas personas. A esto se suma una situación económica difícil: muchas familias tienen dificultades para llegar a fin de mes, mientras los debates sobre el gasto público aumentan la frustración”.

Económicamente Alemania ya había sufrido, por el año 2000 se le otorgó el mote “el enfermo de Europa” pero esa crisis no es igual que la actual. Su economía está estancada con una tendencia a la baja de 0.3 por ciento con respecto al año pasado. La inflación, sobre todo en la energía a raíz de la invasión rusa en Ucrania, mantiene al límite los bolsillos de sus habitantes. Los despidos en sectores como la industria del automóvil, uno de los principales motores económicos del país, dejan en evidencia la ventaja que ha tomado China en el sector, que además ha bajado el consumo de las exportaciones alemanas, como lo hizo también EU a consecuencia de la pandemia.

La población está abandonada, tanto como el país, sin inversiones públicas, señala la periodista independiente Linda Osusky: “La falta de inversiones en infraestructuras como carreteras y puentes, instalaciones públicas como escuelas, pistas deportivas y piscinas. La red de ferrocarriles que causa desde años muchos retrasos en las conexiones o la falta de digitalización en comparación con otros países de la UE” explica, comparando lo que experimenta durante sus coberturas en otros países con respecto a Alemania, donde hoy en día es complicado pagar con tarjeta de crédito o “la fibra óptica, que falta en muchos sitios todavía”.

Todo esto “ha causado malestar con los políticos; la gente percibe que no hacen nada o hacen poco para aliviar los problemas de verdad y tratan desde su punto de vista con pseudo-problemas de unas minorías: LGTBi+, mujeres, etc.”, comenta.

Durante la crisis del euro, la ex canciller Angela Merkel reformó la Constitución para evitar que su gobierno tuviera un déficit por encima del 0.35 por ciento del PIB y así reducir la deuda y estar a la cabeza de Europa. Ese freno no solo actuó sobre la deuda, sino sobre la infraestructura del país. El ejemplo más claro está en Dresde, donde el año pasado el puente Carolabrücke se precipitó por falta de mantenimiento, mismo día que el sistema de calefacción remota de la ciudad falló.

A todo esto se suma la vivienda. “Es verdad que es un problema muy grave” resalta Osusky, “se ha encarecido muchísimo desde 2008 con la crisis financiera. Pero de esto no se habla casi nada y no fue tema durante la campaña electoral. Solo la izquierda extrema (Die Linke, BSW) trata con el problema de vivienda”.

Migrantes, el combustible de la extrema derecha

Durante la corta campaña, la inmigración ha jugado un papel importante en los debates, desde los conservadores hasta la extrema derecha. 

“En 2015 con la ola de inmigración por la guerra de Siria han entrado muchos inmigrantes de países árabes y con la acumulación de atentados en los últimos años también se ha instalado un malestar con la migración que era el tema dominante en esta campaña electoral. Esto lo usa la AfD, partido de extrema derecha”, explica la periodista alemana.

Para Molls, 

“los partidos de extrema derecha, como la AfD han sabido capitalizar estos miedos. Han convertido la inseguridad y la migración en los temas centrales del debate, dejando de lado cuestiones clave como la educación, la justicia social o el cambio climático. Usan las redes sociales de manera muy efectiva para difundir desinformación y crear enemigos comunes, como ‘las élites’, los inmigrantes o la UE”.

Y se remonta a la historia del país, a esa división entre el este y oeste. 

“En el este, la AfD es mucho más fuerte debido a factores históricos, económicos y sociales. Muchas personas en esa región sienten que desde la reunificación han sido relegadas y que su voz no se toma en cuenta. Esto ha generado un terreno fértil para el populismo. Es una fractura interna que dentro de Alemania se percibe con mucha claridad, aunque desde fuera pueda parecer menos evidente”.

Un mexicano de testigo

Marco Nuñez vive en Múnich desde hace 8 años. Trabaja como post productor en una empresa global de entretenimiento, no puede votar debido a que solo cuenta con los pasaportes mexicano y español pero percibe el tenso ambiente en Baviera frente a los comicios, “especialmente con tantos acontecimientos recientes”.

“La relación de Elon Musk con el partido AfD ha sido un tema muy controvertido. Además, los ataques a civiles por parte de extranjeros han aumentado el odio hacia los inmigrantes y han llevado a más personas a apoyar al partido AfD. En mi opinión, ésta situación refleja una profunda división social y una creciente polarización en el país”, comenta.

El pasaporte español le da cierta tranquilidad aunque siente preocupación por la ascendente popularidad de la extrema derecha.

Alemania tiene mucho peso en la política europea, es por eso que cualquier cambio en su liderazgo puede cambiar el rumbo de las políticas en temas como inmigración y cambio climático”, por ello es que “las elecciones en Alemania son súper importantes para Europa”, dice.

En estas elecciones están habilitados para votar unos 59.2 millones de alemanes, de los cuales aproximadamente 42.1 por ciento son mayores de 60 años. En comparación, los jóvenes de entre 18 y 29 años representan sólo 13.3 por ciento del electorado.

Leonie Moll asegura que los mayores tendrán peso en esta elección pero resalta la importancia de “los indecisos y los abstencionistas”. Si los partidos democráticos logran movilizarlos podrían marcar la diferencia. Los jóvenes que pueden votar representan un porcentaje menor y, aunque tienden a ser más progresistas, su impacto en la elección es limitado. Sin embargo, si la decepción con la política sigue creciendo, la extrema derecha podría beneficiarse”.

Friedrich Merz, líder de los democristianos, parte como favorito en las encuestas, en unas elecciones anticipadas que han dado poco espacio a la reflexión de la población. “Yo creo —y espero— que se haga una “gran coalición“ entre los conservadores (CDU/CSU) y el partido socialdemócrata (SPD)” concluye Linda Osusky.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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