Por el Paseo Independencia de Gómez Palacio , junto a un bote de basura, José Cruz Sánchez buscaba material reciclable para ir a vender como su única forma de sustento desde hace 15 años.
Eran minutos después de las 11 de la mañana y ya en ese momento los intensos rayos del sol calaban hasta por debajo de las prendas de vestir en este jueves de mayo, Día del Maestro.
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Don José, con los pies, aplanaba unas cajas de cartón que, por suerte, encontró en ese bote mientras las iba colocando dentro de su triciclo. Cuenta que tiene 51 años de edad, pero debido a su problema congénito en los ojos que lo obliga al uso permanente de lentes con una alta graduación, muchas empresas lo han rechazado y no ha tenido más remedio que dedicarse a la pepena para el sostenimiento de su esposa y una hija de 15 años.
De lunes a domingo, sale alrededor de las 9:00 de la mañana de su casa en la colonia División del Norte de Gómez Palacio, hace su recorrido principalmente por el centro de la ciudad y culmina entre las 4:00 a las 5:00 de la tarde para obtener en promedio alrededor de 200 pesos diarios.
Durante la temporada invernal, el recorrido por los diferentes sectores de la ciudad se hace más ligero, pues se arropa de manera adecuada, se sube a su triciclo y empieza su jornada con la principal preocupación de encontrar lo que busca para venderlo, sin embargo, durante la temporada de calor, es cuando la sufre más, pues pedalear bajo el intenso sol y las altas temperaturas como las del pasado miércoles que superaron los 40 grados, es un verdadero calvario.
José Cruz, ya fue víctima de los estragos del calor, y narra que el año pasado, cuando pasaba por la Plaza de Armas arriba de su triciclo, le dio un golpe de calor, pero gracias al auxilio de unos policías, no cayó del triciclo.
“Me sentí muy mal, vi todo negro, y nada más sentí que el triciclo se me iba pa' un lado, vi negro, nada más que me dijeron los policías, hágase pa' acá para la sombrita y trajeron agua y me echaron, me compraron un suero, y así se la lleva uno aquí, es complicado, demasiado complicado”.
Reconoce que andar de pepenador, en su triciclo por las calles del centro, es muy peligroso, principalmente en estas condiciones climáticas, sin embargo, no hay otra alternativa, “si se está sentado uno, no come”.
Pese al calor que se resiente en la Comarca Lagunera, toma camino sin ninguna preparación, no lleva agua y así se va a la aventura, esperando encontrar lo suficiente para poder completar para la carne del día siguiente, esto de lunes a domingo.
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