Entre pasillos impregnados de aromas a especias y dulces típicos en el Mercado Juárez de Torreón, Marisela Pérez Montoya mantiene viva una herencia que su familia inició en 1975: la confección de nagüillas, las coloridas faldas que portan los danzantes en las principales festividades religiosas de la región.
Su local, Nagüillas Mari, es un taller donde hilos y puntadas pacientes dan forma a cada prenda.
Los meses de más actividad comienzan a finales de julio, con las celebraciones al Divino Niño, la Virgen del Refugio, el Sagrado Corazón, el Santo Niño de Atocha, la Virgen de San Juan, San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe. En esas fechas, la nagüilla resulta esencial, aunque también hay devotos que, a mitad del año, cumplen promesas y encargan su vestimenta. Marisela asume cada labor con la dedicación que exige una prenda cargada de simbolismo.
Colores y atuendo completo
El rojo continúa siendo el color más solicitado, seguido de verdes, azules y negros. Un atuendo completo de danzante puede incluir nagüilla, pañoleta, camisas, shorts y hasta penachos, lo que vuelve el trabajo meticuloso y costoso. Este año, sin embargo, la demanda ha sido menor a lo esperado.
“Para estas fechas antes ya había varios pedidos, ahora el centro se ve solo y los comerciantes también lo resienten”, comenta Marisela.
Tradición que resiste
A pesar de ello, invita a la comunidad a visitar el Mercado Juárez y mantener vivas sus tradiciones. Afirma que quienes elaboran estas prendas no solo venden, sino que preservan una parte de la identidad lagunera, confiando en que las danzas continúen llenando de color y fe las calles de Torreón.
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