A 15 años de la desaparición forzada de sus seres queridos, María Luisa Lazarín Sierra y Teresa Míreles Rodríguez acudieron este miércoles al memorial del Árbol de la Esperanza, ubicado en la Alameda Zaragoza de Torreón, para exigir justicia y mantener viva la memoria de sus ausentes.
Ambos casos coinciden en un elemento central: fueron presuntamente perpetrados por agentes uniformados —municipales en un caso, federales en otro— y hasta hoy las familias siguen sin saber el paradero de sus seres queridos.

“Vivo se lo llevaron”
María Luisa Lazarín Sierra es madre de Israel López Lazarín, desaparecido el 18 de junio de 2009. En entrevista con MILENIO, denunció que desde entonces no ha habido avances significativos en la investigación.
“Cuando me uní a un colectivo en 2010, no encontraban el expediente. Hasta la fecha no existe la bitácora de los policías que detuvieron a mi hijo ese día, junto con otros cinco jóvenes”, relató.
Explicó que su hijo, quien acababa de cumplir 18 años y trabajaba en un centro de rehabilitación, fue detenido por policías municipales mientras circulaba con otros compañeros. Alcanzó a comunicarse con ella para advertirle que les quitarían los teléfonos. Fue la última vez que supo de él.
“No hay nombres, no hay responsables. Nosotros dimos líneas de investigación, pero las desecharon. Son ya 16 años muy duros, pero sigo aquí con amor y coraje”, expresó.
“Se llevaron a mi esposo”
Teresa Míreles Rodríguez, por su parte, busca desde el 19 de junio de 2010 a su esposo, Héctor Armando Tapia Osollo, quien fue sustraído de su hogar por presuntos agentes federales.
“Él acababa de llegar de una cena. Era gerente de una constructora, perito. Diez hombres armados entraron a mi casa y se lo llevaron. Desde entonces no he dejado de buscarlo”, compartió Teresa, quien suma ya 15 años en esta lucha.
Reconoció que nunca pensó que una tragedia como esta la alcanzaría. “En tiempos de Calderón decían que era contra la gente mala. Oías todo, pero jamás imaginabas que te tocaría. Y cuando te pasa, no te queda más que sumarte a un colectivo”, lamentó.
“No son cifras, son personas”
Tanto María como Teresa coinciden en que seguirán exigiendo justicia y visibilidad.
“Nuestros desaparecidos no son un número más, son personas con familia, con historia. Dejaron un gran vacío. Por eso seguimos diciendo: vivos se los llevaron, vivos los queremos”, reiteraron.
edaa