Es la una de la tarde en el ejido Mayran, comunidad rural que se ubica en la parte baja de San Pedro, Coahuila, el sol es intenso y Doña Julia sale de su casa para ver si el comisionista del Simas se apiada y rebombea un poco de agua a su toma, de la que su manguera permanece colgada en un árbol seco, igual de sediento que la población del ejido.
Nada, ni una gota y así ha estado por días, el desabasto de agua sigue y el problema para las familias se agrava porque el poco vital líquido que almacenan cuando les llega a dotar la pipa, se termina o se contamina por el largo tiempo que está en los tinacos y otros recipientes.

Señala la mujer ya de la tercera edad, que año con año y más en la temporada de calor, el desabasto de agua los vulnera, los vuelve locos, ya que se la rifan para cubrir sus necesidades básicas.
"Hay veces que la pipa dura más de un mes para darnos agua, y a través de la tubería, se supone que debería de salir cada tercer día, pero no es así, si acaso sale cada semana y lo que sale, es para llenar un mísero tambo pequeño", dice.
"No solo en mi casa falta el agua, es en todo el rancho, los que pueden, la compran, de hecho, el agua de la pipa también la reparten primero, a quienes pagan, o se me hace que a quienes les ordenan, a nosotros nos dejan al último, es puro negocio", afirma.
Dice que ella ya está grande y, aunque no son muchas personas en la casa, les hace falta el agua, y ahora, no la tienen ni para lavar los platos.
Las calles del ejido se ven secas, muchos tambos afuera de las casas y solo algunos están a medias, la mayoría están sin agua y los pobladores tienen que salir a buscarle haciendo un gasto extra, en gasolina y también quienes tienen alguna noria, cobran por el llenado, de igual manera los coyotes, quienes la consiguen y la revenden hasta en 200 pesos el viaje, dependiendo a qué distancia hay que llevarla.
Otros ejidos están igual o peor
Nos adentramos en lo último de la parte baja del municipio, donde se ubican otros dos ejidos aledaños al ejido Mayran, Santa Rita y San Nicolás, dónde se ve lo mismo, tinacos al por mayor y la mayoría sin agua, allá es más difícil porque el sistema de tubería, está obsoleto, los pobladores, solo esperan que lleguen las pipas y les puedan dotar, ¿cuándo?, nadie sabe, solo esperan.
Hace 3 o 4 años, en el ejido Santa Rita se puso una purificadora por parte del municipio. Funcionó algún tiempo, pero solo para el consumo, luego dejó de funcionar debido a que ni siquiera hay agua que se pueda pasar por el proceso de purificación.
En el ejido San Nicolás, se puso un acueducto, un tubo conectado a una olla de cemento que ya estaba construida y que se llenaría con agua del canal de riego o de la lluvia. El proyecto no funcionó, ya que los canales de riego están secos y no ha llovido.
Así que la población de estos dos ejidos, está a expensas de que se les dote con pipas o con agua de noria, la cual solo sirve para cubrir algunas necesidades.
Si nos vamos a otras comunidades rurales en la parte alta del municipio, la situación empeora. Ejidos como San Ignadio, el Estribo, entre otros, frecuentemente se quejan ante el desabasto del vital líquido.
Mencionan a sus habitantes que se pasan hasta un mes sin agua y tienen que hacer el gasto extra para conseguirla, aparte del recibo que pagan en el Simas.
Colonias sedientas
Pero no solo en los ejidos del municipio hay desabasto, lo mismo pasa en algunas colonias de la ciudad sampetrina, en especial en las que se ubican en la periferia.
Recorrimos la colonia Luis Donaldo Colosio al oriente de la ciudad, ahí, hay sed, y hay que calmarla a cómo de lugar, incluso haciendo gastos que la mayoría de los colonos, no puede pagar.
Mario, quien vive pegado a la orilla de dicha colonia, casi para llegar al monte, señala que es injuso que no les llegue el agua por la tubería, sí, tienen sus conexiones, en baños, en lavabos, pero ni una gota sale en la llave principal de sus hogares.
Sobre las pipas, comenta lo mismo que se dice en los ejidos, solo pasan por algunos sectores, y pareciera como si ya trajeran una lista de a quienes hay que llenarles sus tinacos.
"Igual tenemos que pagar, si nos dan a través de pipas y no tenemos contrato, hay que pagar el recibo de caja que traen los mismos piperos".
Dice que, de igual manera, cada semana compran un tinaco para poder solventar las necesidades, son de 150 a 200 pesos por viaje, y si hacen cuentas, por mes vienen gastando alrededor de mil pesos.
Colonos en bicicleta, en motocicleta, en lo que sea, pero siempre se ven cargando algún tambo grande o chico, porque andan buscando el agua, la encuentran, pero siempre a un costo.
La mayoría de las familias sampetrinas, carecen del vital líquido, un derecho que se les niega; consideran que ya ni el viejo refrán les queda, ese que dice: "Agua que no has de beber, déjala correr". Para ellos es lo contrario: "Agua que veas correr, corretéala para beber".
Fugas, tomas clandestinas, descomposturas en el sistema
Para el municipio que ahora encabeza la alcaldesa Brenda Guereca, las causas por las que hay desabasto de agua, son las muchas fugas que hay en todo el municipio, fugas que, a decir de los sampetrinos, no se reparan. Las tomas clandestinas, que las hay, pero tampoco se clausuran. En recientes fechas, la misma alcaldesa salió a recorrer algunos sectores del municipio, dio a conocer que habían encontrado algunas tomas clandestinas, pero a decir de la ciudadanía, son tomas sin consecuencias, ya que las verdaderas no las tocan.
También, apenas este fin de semana que acaba de pasar, Simas anunció que la bomba de uno de los pozos que dotan de agua al municipio, se había descompuesto y por ello se reduciría la presión en el sistema.
"Las autoridades pueden decir muchas cosas, pero el problema es que no hay agua para las familias, y con estos calorones nosotros como gente de la tercera edad, lo resentimos mucho, y sin agua, que vamos a hacer, queremos que nos solucionen, no que nos quieran dar explicaciones que ya sabemos, porque año con años, las repiten", dice doña Julia, quien solo espera un milagro para tener agua de manera normal en su casa.
El problema es crítico en el municipio sampetrino, hasta el momento no ha habido manifestaciones por el problema del desabasto, pero muchos pobladores, más los de las comunidades rurales y colonias donde se batalla más, ya lo están pensando, porque para ellos, las autoridades están incumpliendo con un derecho humano, como lo es el servicio de agua para sus familias. "Agua, queremos agua", claman los sampetrinos.
DAED