La peor parada para un migrante centroamericano en su tránsito a los Estados Unidos es el área metropolitana de Monterrey, afirmó el padre Eduardo Villarreal, de la Casa Nicolás.
Lo anterior al rendir el informe del capítulo Nuevo León de Amnistía Internacional, en la que también participaron otras dos organizaciones del estado: Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, así como Género, Ética y Salud Sexual.
Villarreal señaló que el 25 por ciento de quienes hacen uso del albergue padecen violencia por parte del crimen organizado, las autoridades municipales y los empleadores.
"Hay una brecha muy corta entre un empleo solidario y la trata de personas", indicó.
El párroco señaló que los empleadores ofrecen a los migrantes remuneraciones de las que al final les pagan solamente un 25 o 30 por ciento.
En el caso de la Policía de Guadalupe, comúnmente detienen a los migrantes por alguna falta administrativa y los dejan libres hasta que se paga una multa de 400 pesos. Por su parte, los grupos criminales siguen levantando a los migrantes.
En materia de desapariciones forzadas, Leticia Hidalgo señaló que la autoridad estatal no tiene capacidad de búsqueda y que la Ley de Víctimas se convirtió en una "ventanilla burocrática".
Por su parte, Maríaurora Mota señaló que la violencia contra los integrantes del colectivo Lésbico Gay, Bisexual, Trasvesti, Transexual, Trasgénero e Intersexual (LGBTTTI) ha derivado en la muerte de 10 mujeres transexuales, así como constantes detenciones arbitrarias.
