Caminar por la ciudad puede ser parte de la vida cotidiana para muchas personas o una prueba de supervivencia, pues para quien tiene una discapacidad visual, la existencia o ausencia de infraestructura adecuada puede marcar la diferencia entre una vida independiente o el encierro, manifiesta Cecilia Cardiel, representante legal y fundadora de la asociación 'Ver Contigo'.
En La Laguna, organizaciones civiles como 'Ver Contigo' han trabajado para que la inclusión sea una responsabilidad colectiva, misma que comienza desde la infancia y se consolida con ciudades diseñadas para todos.
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Durante 23 años, señala, esta organización ha atendido a niños, jóvenes y adultos con discapacidad visual, acompañándolos en su desarrollo escolar, así como en su desarrollo cotidiano para aprender a vivir en una ciudad que muchas veces no fue planeada para ellos.
Un niño con discapacidad visual no llega al mundo condicionado a la dependencia, la diferencia está en la estimulación temprana, la inclusión familiar y escolar y lo más determinante, su entorno urbano.
“La discapacidad no aísla, lo que aísla es una ciudad que no está preparada”. En Ver Contigo, los niños reciben atención temprana, psicomotricidad, orientación y movilidad, así como capacitación junto a sus familias para que comprendan que su hijo puede vivir plenamente.
El verdadero reto, una ciudad no adecuada
El verdadero reto, menciona, aparece cuando el niño crece y tiene que salir solo a la calle, cuando se enfrenta al tráfico, al transporte público, a banquetas sin rampas, sin señalización táctil, a estaciones sin sonido, a semáforos mudos.
La ciudad como frontera invisible
Actualmente en Torreón existen alrededor de 24 mil personas con discapacidad visual severa, de las cuales, 80 por ciento conserva percepción de luz y 20 por ciento son ciegas totales.
Cecilia Cardiel menciona que el espacio público no está completamente preparado para ellas, pues al cruzar una avenida sin semáforos auditivos, caminar por un centro comercial sin piso táctil, ingresar a un edificio público sin señalización en braille o contrastes visuales adecuados, representa riesgos constantes.
“Si una ciudad es segura para una persona con discapacidad, es segura para todos”.
La infraestructura, no solo es para una persona con discapacidad visual o motriz, sino para la comunidad en general, mujeres embarazadas, adultos mayores o padres con niños pequeños.
“Si la ciudad está preparada para los grupos vulnerables, está preparada para todo, sin embargo, no siempre se rebaja en las regalías urbanas”.
Señala que, de acuerdo con datos del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN), 34 por ciento de los accidentes viales involucran a peatones.
Calles con mala iluminación, pasos peatonales inexistentes, banquetas invadidas por vehículos y obras sin accesibilidad representan una amenaza diaria.
Infraestructura y peticiones al gobierno
En los últimos años, Torreón ha incorporado señales de avance como lo son pisos podotáctiles en el corredor Matamoros, lo que consideró de gran beneficio para las personas con discapacidad o dificultad para desplazarse.
El piso podotáctil no es decoración urbana, es lenguaje. Las líneas indican dirección, los puntos advierten peligro, el contraste marca límites y la textura alerta desniveles.
De igual manera, se han realizado adecuaciones en algunas plazas comerciales, así como en el Bosque Venustiano Carranza y se proyecta también en algunas obras del centro histórico, en donde la asociación “Ver Contigo”, ha participado.
'Ver Contigo' ha asesorado a dependencias como Obras Públicas y Tránsito y Vialidad en el diseño y significado del piso podotáctil, incluso, la asociación dijo ha logrado que se sensibilice y capacite a los nuevos elementos de Tránsito y Vialidad, resultando en una mayor humanización del servicio y apoyo en la vía pública.
“Antes era muy difícil que el Gobierno se acercara con nosotros para trabajar en conjunto y sobre todo que los pudiéramos asesorar en cómo se diseña un piso podotáctil, qué necesidades tienen, el significado de los puntos y rayas, es información así como el braille”.
Falta de infraestructura, prevención y políticas públicas
En los últimos años la discapacidad visual avanza a un ritmo que supera la capacidad de respuesta del sistema público de salud y de la infraestructura urbana. Aún y cuando instituciones y profesionales han realizado esfuerzos aislados, especialistas señalan que la región Lagunera no está preparada para atender el crecimiento acelerado de este problema, que hoy ocupa el primer lugar entre las causas de discapacidad en México.
Christian Alfonso García Moreno, especialista en salud visual, manifiesta que el panorama actual revela una falta de condiciones adecuadas, tanto en el diagnóstico y tratamiento como en la movilidad urbana para las personas con baja visión o ceguera.
Aunque existen avances visibles como la colocación de piso podotáctil en algunos puntos de Torreón, indica que este esfuerzo es mínimo frente al tamaño del problema, además, una gran proporción de las personas con discapacidad visual no sabe usar el bastón blanco, herramienta básica para desplazarse con seguridad.
“Tenemos que ir al origen, diagnóstico y rehabilitación. De nada sirve colocar podotáctil si la mayoría de los pacientes ni siquiera saben usar un bastón”.
A esto se suma la ausencia de señalamientos accesibles en sistema braille y la falta de rutas claras que permitan a una persona con visión reducida realizar trámites básicos dentro de oficinas gubernamentales.
Quienes viven con visión baja requieren tratamientos y procesos de rehabilitación específicos, pero estos servicios no existen en el sector público regional.
“Necesitamos un centro de atención a la salud visual en La Laguna. No lo tenemos ni en la región ni en el estado. Esto contribuye a que día a día la salud visual siga ocupando el número uno”.
Si se contara con un centro de atención visual, se podría reducir hasta en un 80 por ciento la discapacidad visual en la región, pues la mayoría de la población con discapacidad visual no vive con ceguera total, sino con algún nivel de visión baja, un espectro que contempla visión baja leve, visión baja moderada, visión baja profunda y ceguera total (el porcentaje más bajo).
Quienes viven con visión baja requieren tratamientos y procesos de rehabilitación específicos, pero estos servicios no existen en el sector público regional.
En la región se realizan campañas correctivas, principalmente cirugías de catarata para adultos mayores, sin embargo, aseguró, no existen programas de prevención en el primer nivel de atención, lo cual provoca que las enfermedades se detecten demasiado tarde.
El caso más alarmante es la retinopatía diabética, la principal causa de discapacidad visual irreversible en México.
En una zona como La Laguna, donde la diabetes es un problema de salud pública, indica, la falta de educación y detección temprana incrementa el riesgo.
Actualmente, señaló, ninguna institución municipal o estatal cuenta con programas estructurados para la detección y tratamiento oportuno de la retinopatía diabética. Solo IMSS e ISSSTE ofrecen atención, pero con largas filas de espera.
El especialista, propone una colaboración directa entre autoridades municipales y organismos especializados como el Colegio Lagunero de Optometría, que agrupa a profesionales certificados, pues reiteró que la estrategia más eficaz y económica para disminuir la discapacidad visual es integrar optometristas con título y cédula profesional en clínicas populares, municipales y estatales.
aarp
