Ofrendas: entre la muerte y el sincretismo cultural

La tradición mantiene diversos elementos prehispánicos que predominan en las ofrendas personales, señala el historiador Cristian Reynoso.

El aroma del cempasúchil, del copal, los caminos hechos con flores para guiar a los difuntos en su regreso al mundo de los vivos, son algunos de los elementos prehispánicos que predominan en las ofrendas de Día de Muertos, mencionó el historiador Cristian Reynoso Rodríguez.

Hay mucho de sincretismo entre las antiguas culturas y la religión católica, si bien los españoles llevaban flores a las iglesias, en México era costumbre realizar ofrendas a los dioses, alimentos que era de lo más valioso que podían ofrecer como frijol, flores, maíz, haba, entre otros antes de ir a cazar o para sus muertos pues creían que volvían por momentos a la tierra.

Antiguamente las celebraciones en torno a los difuntos eran muchas durante todo el año; sin embargo, los frailes fueron adaptando el calendario grecolatino, que coincidía con el de las culturas antiguas a las costumbres en el territorio recién descubierto hasta que consiguieron que casi se unificara.

La ofrenda tiene más elementos prehispánicos que españoles porque es una herencia que proviene de la mentalidad de las antiguas civilizaciones donde la dualidad era implícita, ellos veían a esos dos ámbitos como complementarios por eso es que creían que todo lo que tenía vida tenía que morir en algún momento para guardar un equilibrio.

El Mictlán era el lugar donde los muertos debían acudir, estaba dividido por siete niveles y en cada uno estaban las personas de acuerdo al tipo de muerte que hubieran tenido como las mujeres que fallecían al dar a luz iban, se les reconocía como guerreras, otro era para los niños y así seguían por eso es que las ofrendas llevan siete escalones aunque actualmente por desconocimiento llegan a ponerle dos, tres o cuatro.

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A diferencia de lo que se cree con la llegada de los españoles no eliminaron la visión sobre la vida y la muerte que existía sino que adaptaron ambas culturas y creencias religiosas para dar como resultado un sincretismo que hoy conforma a la cultura mexicana que tanto llama la atención en el extranjero.

Por eso es que en los altares conviven los caminos de pétalos de cempasúchil que representan los rayos del sol para iluminar el camino de los muertos así como el sahumerio que es una herencia prehispánica que servía para limpiar el lugar con el copal con las imágenes de santos, la cruz así como el pan que antes no existía en mesoamérica.

La cultura mexicana es de las pocas que conserva sus tradiciones por eso es importante que las nuevas generaciones sepan de dónde provienen las tradiciones y su importancia como símbolo de identidad de acuerdo a las celebraciones de cada región del país.

"No es que se adore a la muerte; estamos celebrando un paso hacia lo que las culturas prehispánicas consideraban que era eterno, lo que no era perecedero, lo que ya murió pero no volverá a sufrir la podredumbre".

KVS

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