Andrea Avelina Andrade, una mujer de 103 años, originaria de El Salvador, llegó a la frontera de Piedras Negras, Coahuila con Eagle Pass, Texas, desde hace cuatro meses, en busca de asilo.
A su arribo iba acompañada de uno de sus hijos y dos nietos, sin embargo ella no logró calificar para llegar a la Unión Americana y se quedó varada en la frontera con México.
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“Nosotros cuando venimos, como llegamos rápido aquí a la frontera, nosotros hubiéramos deseado pasarnos de un solo viaje pero por no andar de escondidas con los migra, mejor me quedé con mis sobrinos, por eso pasamos este tiempazo”, relató a MILENIO.
Doña Andrea quien asegura que no padece de ninguna enfermedad crónica degenerativa, agrega que desde que salió del Salvador viajó por varios países a bordo de autobuses de pasajeros, sin embargo pese a los días de travesía, menciona que no ha sido pesado.
“Yo no sentí la llegada aquí, (llegué en) bus de pasajeros, día y noche, pero solo mi hijo pudo pasar, él se fue en busca de un trabajo y por allá se anotó en una institución y la institución lo pasó”.
A sus más de 100 años de edad, asegura que solo pretende cruzar a Estados Unidos para estar con sus nietos a quien crió cuando eran pequeños, que es uno de sus mayores deseos.
“Mira, la verdad en la edad que yo tengo ya no mucho podemos trabajar verdad? Pero, pues mi objetivo es estar con mis nietos, son dos, a ellos me los dieron cuando tenían cuatro días”.
Viuda y madre de cuatro hijos dos de ellos ya fallecieron, llegó a principios de agosto a Casa Betania, un refugio de Piedras Negras Coahuila, sin embargo fue trasladada a casa de un familiar en la misma frontera de Coahuila, donde ahora espera una respuesta por parte del país de destino para que le autoricen el asilo político.
Aunque no está segura de cuánto tiempo tomará el proceso, afirma que solo Dios será quien decida su destino:
“Pues bendito sea dios, y si no pueden bendito dios, vamos a esperar esa aplicación”, dijo con resignación doña Andrea.
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