Convencidos de que el trabajo dignifica, Pilo y María Inés no se dejan vencer por adversidades y ven lograr su diario vivir ofreciéndose a barrer banquetas o patios caseros por los que reciben un pago.
Así lo hacen en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Lerdo dónde cada tres días arriban a cumplir su encomienda, pues al margen de profesar la religión evangelista, saben que Dios obra en todos lados, incluso en su trabajo por muy simple que parezca.
Sin mayor equipo que su triciclo, dos escobas, bolsas y un gran entusiasmo, apenas llegan a la esquina de Hidalgo y Francisco Sarabia, como punto de partida para comenzar su trabajo. No hay más palabras previas, ni acuerdos, cada quien toma su escoba y comienza con el área que le toca, sincronizados, diríamos, ambos cumplen su chamba.
“Tenemos varios años que nos dedicamos a barrer banquetas. Antes yo era albañil, pero cuando estaba fuerte, ahora ya tenemos como 8 a 9 años barriendo, así como limpiando patios de casas”, dijo Pilo.
Explicó que como en todo, hay días buenos y otros no tanto, pues hay aquellos donde no salen “jales”, pero reafirmó, con lo poquito que saca, Dios lo multiplica y pueden sostenerse.
Dijo que en el caso de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, tienen desde el comienzo barriendo la banqueta de la parroquia cada tercer día, recibiendo del padre Julio Carrillo Gaucín, el párroco, su pago de cada viernes.
Por lo que hace de las personas que se dedican a pedir limosna en cruceros o en las plazas, don Pilo comentó que su pensar es que son gente floja, que no les gusta trabajar, que no quieren acomedirse a barrer como él y su esposa María Inés, cuando deben hacer algo para desquitar el alimento, lo que deben acompañar del alimento espiritual, donde deben de trabajar para poder comer y sobrevivir.
“Yo no dependo de mis hijos. Yo dependo de lo que trabajo y gano, de mi esfuerzo que hacemos junto con mi esposa”, dijo orgulloso este hombre de 78 años de edad.
Anhelan un cuarto propio para vivir
Pilo y su esposa María vienen a bordo de su viejo y despintado triciclo, donde las llantas lucen lisas y vulnerables a cualquier pinchadura, ahora viven en la colonia Parque Hundido en Gómez Palacio, en una casa abandonada, pero anteriormente vivían en otra casa igual, pero fueron echados por drogadictos, por lo que su mayor anhelo es poder tener un cuartito propio donde vivir el resto de sus días junto a su viejita.
Por último, dijo que su deseo es que no hubiera tanta gente pidiendo en la plaza, que salieran de eso y se pusieran a trabajar, porque sí hay trabajo y muchos optan por lo fácil que es estirar la mano y vivir de los demás sin hacer ningún esfuerzo.
dahh.