Don José Santos desde niño perdió una pierna, sin embargo, comenta que eso no ha sido impedimento para luchar y apoyar a su familia trabajando, superándose cada día.
Actualmente es guardia de seguridad en el Parque La Esperanza de Gómez Palacio y a sus 56 años de edad, José Santos Sánchez Contreras es un guerrero de la vida, pues nada le ha impedido llevar el pan a la mesa y brindarle estudio a sus cuatro hijos.
Cuenta que a los 10 años de edad, cuando estaba jugando en las vías del tren y se quedó prensado, por lo que una de las ruedas del vagón terminó cortándole la pierna cuando este iba avanzando.
En gran parte de su vida, ha sufrido discriminación y marginación, sobre todo en lo laboral, pues en diversas ocasiones al buscar trabajo, no lo aceptaban por su condición e incluso lo señalaban, sin embargo, ahora cuenta con un trabajo estable que le permite sentirse útil para la sociedad.
"Para nosotros que vemos las cosas con amor y optimismo, se nos facilita el luchar día con día para sacar adelante a nuestra familia. Mi hija es mi motor".
Sus hijos, el mayor de 34 años, el segundo de 31, el tercero de 25 y la menor de 17, que aún estudia, y describe que es su motor a salir cada día de su casa para esforzarse más y más.
Antes de dedicarse ser guardia del Parque, trabajó cerca de 18 años como cortador en las maquilas, e inclusive llegó a ser supervisor de seguridad.
Con su bicicleta, recorre toda 'La Esperanza', lleva sus muletas pero no deja de lado su bici. Una parte importante de su trabajo es el invitar a los jóvenes a que no dañen las instalaciones del parque. Relata que muchos de ellos suelen escaparse de la escuela y él, en su labor, los invita a que no pierdan el camino y a que se superen.
José Santos, logró terminar la secundaria y estudiar primer año de preparatoria, sin embargo, ante la falta de recursos económicos de su familia decidió empezar a trabajar en 1981 en una maquila como ayudante de Foleo.
"Después de una situación difícil viene algo mejor, si tenemos Fe en Dios y en que alguien nos puede ayudar".
Platicó que en algunas ocasiones se ha caído de su bicicleta, pero él decide no tener miedo y seguir trabajando, disfrutando sobre todo, el compañerismo que ha encontrado con trabajadores que siempre lo apoyan.
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