Aurora Dávila Lira de Mercado tiene 90 años, compartió que tuvo 4 hijos varones, uno vive en la Frontera, otro en Saltillo, uno en La Comarca y otro murió hace poco.
Doña Aurora espera con ansias el día de la madre, para convivir con sus hijos y ver mucha gente, señala que la psicóloga les avisó que ese día será festivo en el asilo.
"Mis hijos vienen a pasar el día conmigo, tengo la dicha de que me visiten, muchas de las compañeras que viven aquí no tienen a nadie, mis hijos gracias a Dios no se han olvidado de mí".[OBJECT]
Doña Aurora manifestó que le dijo a su hijo que vive en Torreón, lo que un sacerdote le comunicó, los hijos que ven por sus padres tienen un pedacito de cielo ganado, ya que es muy honorable cuidarlos.
Mandó un mensaje a todos los laguneros que aún tienen madre, sentenció que los seres más importantes en este mundo son los padres y los hijos, la unión familiar es el valor fundamental en esta sociedad. "Las familias que fomentan la unión, el amor, jamás estarán solos".
Doña Aurora compartió una historia: "Nunca lo imaginé, que yo sepultaría a uno de mis hijos, él nunca quiso estudiar, tenía un carácter raro".
"El director de la preparatoria un día me habló y me dijo, señora no sé por qué su hijo no quiere estudiar si es el más inteligente de mi clase, por más que le hago la lucha para que estudie, no quiere".
"Mi hijo llegaba todos los días en la mañana acompañarme a tomarme una taza de café, él decía que iba a trabajar con unos muchachos que tenían unos camiones de carga, lo ocupaban un rato, con eso tenía para mal comer, no le gustaba trabajar ni estudiar".
"Uno de mis hijos le rentó un cuarto de soltero para que viviera ahí, un día salió al patio a vomitar porque se sentía mal, ahí se cayó y se pegó en la cabeza, el velador habló a la Cruz Roja y lo llevaron a suturar, saliendo del hospital vino a verme para contarme lo sucedido".
"Le hablé a otro de mis hijos para que lo acompañara a su casa, no podían dejar a su hermano sólo sintiéndose mal".
"De rato llegó mi nuera, la que es médico y me pidió que la invitara a tomar una copa de tequila, fue algo muy extraño, pero la invité a pasar y a tomárselo".
"De rato llegó mi otro hijo, el que había acompañado al que se sentía mal, le dije lo que pasaba y lo extraño de la petición de su esposa, fue ahí cuando él también pidió otra copa de tequila".
"Al término me dice, mamá ahora sí ya puedes recibir la noticia que te tengo que dar, acaba de morir Óscar de un infarto".
Con una lágrima en su rostro y con la voz quebrantada, dijo, "jamás me imaginé que a las personas que les va a dar un infarto, antes se marean y vomitan... ¿sabía usted eso?, yo no".
Luego de un suspiro, retomó la anécdota, "tuve que sepultar a mi hijo. Aquí en el asilo me regalaron la caja, eso sucedió hace 3 años, le pedí permiso a la madre superiora para asistir a la funeraria y al sepelio.
"Fue un golpe tremendo, no me lo esperaba, mi hijo estaba bien, sano. Luego del funeral yo duré días muy deprimida y sólo salía al pasillo, un día me abordó la madre superiora y me dice, yo pensé que tú eras cristiana. Yo le contesté que sí lo era".
"La madre movió su cabeza y me dijo: Si fueras cristiana entenderías, que Dios te dio un hijo para que lo amaras, lo gozaras, lo educaras y lo criaras, ahora te lo pide".
"Con ese gusto con el que lo recibiste, con ese mismo gusto debes entregárselo. Si tú no aceptas la voluntad de Dios que se lo llevó, no puedes decirme que eres católica".[OBJECT]
Yo le contesté, ¡Ay madre, no me diga eso!.
Ella contestó: así como te lo digo, así es. Si eres católica, te quitas esa blusa negra y te vas a jugar lotería al patio de la casa.
Lo que hice fue quitarme la blusa negra y me fui a jugar lotería, no recuerdo en mi vida otro día más duro, porque yo vi morir a mis padres, mis abuelos, pero acababa de morir mi hijo y estaba con una blusa de color, jugando lotería, en el patio de esta casa".
"Fue para mí una cosa espantosa, tuve que poner buena cara, porque la madre me obligaba aceptar con gusto la voluntad de Dios".