Dos contingentes se organizaron para marchar por las calles y avenidas de La Comarca Lagunera. Alejadas de lo que dictan las prácticas de consumo y más cerca de ser arrolladas por algún conductor impaciente, decenas de madres coincidieron este 10 de mayo en un escenario también agonizante: el lecho seco del río Nazas.
La movilización tuvo como objetivo reclamar justicia ante los miles de casos de desaparecidos en el país, y en particular, evidenciar que en La Laguna los delitos continúan mientras los expedientes se acumulan en las fiscalías.

Silvia Ortiz de Sánchez Viesca, con más de dos décadas de lucha tras la desaparición de su hija Fanny en 2004, fue quien dirigió un mensaje a los medios de comunicación que acompañaron la jornada.
“Definitivamente es una fecha muy difícil. Veníamos comentando en la camioneta qué fecha tan complicada. Cada una contaba su experiencia, y créeme que aunque tengamos más hijos, el que falta en casa nos tiene aquí”, expresó Ortiz. “Las que marchan hoy son las madres más fuertes, las más feroces, las que más luchan por el amor a un hijo”.
La activista señaló que en el pasado inmediato, las acciones del crimen organizado colocaron a Torreón entre las ciudades más peligrosas del mundo. Hoy, sin embargo, observa que es la región lagunera de Durango la que enfrenta una nueva ola de violencia.
“Tenemos todo un tema con Durango. La gente sigue teniendo miedo, no quieren salir. Yo quiero que luchen, que salgan… Ahorita estoy luchando porque cada universidad se una e implemente la materia de desaparición forzada; que enseñen a los jóvenes a cuidarse. No puede ser que tantos chicos de La Laguna se hayan ido a Jalisco por empleo y no regresaron”.
Jalisco se ha convertido en una referencia nacional del horror. Pero en Coahuila también se han vivido episodios graves, como en el rancho Izaguirre en Francisco I. Madero, donde hubo cateos en propiedades, incluida una granja del entonces alcalde David Flores Lavenant.

Hoy, el nuevo desafío está en Durango, particularmente en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de la capital, donde las madres buscan ingresar para continuar con su labor. “Tenemos registros de que ahí tienen a muchísima gente. ¿Cómo es posible que en otros Ceresos del país sí podemos entrar y en ese no? No han dejado entrar ni a los colectivos, ni a la Fiscalía General de la República. Desde 2016 lo estamos pidiendo”, denunció Ortiz.
Las activistas alternan su trabajo con el Centro Regional de Identificación Humana (CRIH) y con agentes de la Fiscalía. Mientras el CRIH se concentra en la búsqueda en Patrocinio, los recorridos con agentes estatales abarcan localidades como San Antonio de Guza, San Antonio del Alto, Estación Claudio, El Volcán, El Venado, La Rosita y Santa Elena. Así han conocido las cinco regiones de Coahuila.
Silvia Ortiz expresó su preocupación por el futuro del CRIH, ya que a pesar de los avances logrados, el volumen de restos humanos hallados es tan alto que se estima que el trabajo de identificación podría extenderse por medio siglo. “Yo ya no voy a estar viva cuando terminen”, advirtió.
Hasta ahora, el CRIH ha logrado 125 identificaciones desde 2021, a partir del análisis de restos humanos encontrados en fosas comunes y clandestinas. Aunque ha habido identificaciones previas, el avance sigue siendo lento. Ortiz reconoció que en Coahuila hay presupuesto, pero aún resulta insuficiente para la magnitud del problema.
Madres buscadoras de Gómez Palacio también marchan este 10 de mayo
Poco después de las 10 de la mañana de este sábado, un grupo de madres acompañadas por sus familias marchó desde el bulevar Rebollo Acosta y Calzada Lázaro Cárdenas en Gómez Palacio hasta el lecho seco del río Nazas, donde se reunieron con el contingente proveniente de Torreón.
Integrantes del Grupo Vida, que luchan desde hace años por localizar a sus seres queridos, caminaron con pancartas y fotografías, haciendo visible una vez más la problemática de las desapariciones forzadas.
María del Consuelo Martínez, quien busca a su hijo José Luis Santos Martínez desaparecido el 24 de junio de 2010, compartió el dolor que significa para su familia esta fecha. “En nuestra casa ya no se festeja este día porque hay una silla vacía. Para mis demás hijos es diferente, quizá más fuerte, porque es su hermano y ven el sufrimiento de sus padres. Por eso es más doloroso para ellos”, expresó.
Martínez señaló que la marcha busca visibilizar el abandono institucional. “Nosotras somos las que los buscamos, las que los encontramos. Y las autoridades siguen igual, más aquí en Durango”, dijo.
Respecto a las investigaciones, lamentó que no haya avances sustanciales.
“Uno de los argumentos de la autoridad es que no hay recursos. Pero como madres seguiremos luchando. Los buscamos porque los amamos, y si no los buscamos nosotras, nadie lo hará”.
Esta es la segunda ocasión en que el grupo marcha desde Gómez Palacio hacia el lecho seco del río Nazas, lugar que se ha convertido en punto de encuentro simbólico de los colectivos. Al final del recorrido se realizó una misa en honor a las personas desaparecidas.
El sacerdote diocesano Edgar Sánchez Beltrán, acompañante de los colectivos, destacó que este día es especialmente complejo para las madres buscadoras.
“Quieren celebrar con los que están presentes, pero los ausentes les causan dolor y rabia por no encontrarlos”, expresó.
Sánchez reiteró el compromiso de la diócesis de Torreón y de la sociedad civil con las madres, esposas, hijas y hermanas que continúan la búsqueda de sus seres queridos. Recordó que a nivel nacional hay más de 124 mil personas desaparecidas, y miles de familias que, como estas madres laguneras, siguen marchando porque no tienen otra opción.
edaa