Durante 30 años, Bertha Alicia Martínez, trabajó como mecanógrafa en un mercado de Saltillo, en lo que algunos aún conocen como escritorios públicos, donde ayudaba a otras personas en el llenado de documentos con su máquina de escribir.
Tras retirarse de este oficio para dedicarse al hogar, un día decidió regresar y encontró que los tiempos habían cambiado, y que este oficio, estaba en peligro de extinción, sin embargo, lejos de desanimarse, ella decidió reinventarse y darle una nueva vida al espacio que durante tantos años ocupó.

“Si hay gente, pero poca, el otro día vino una persona para que le redactara una carta para el presidente, porque está solicitando una pensión y se la están negando, quería pedir apoyo, cartas de recomendación también hago una que otra”, afirmó Bertha Alicia Martínez.
Señala que es difícil, debido a que durante muchos años, tuvo pena de llevar su actividad a la era digital, principalmente por el desconocimiento del uso de la computadora, por lo que ante esta nueva etapa en el escritorio público, ha pensado en tomar algún curso para dominar todas las herramientas tecnológicas.
Indicó que como mujer, es difícil el poder dedicarse a otras actividades debido a su edad, ya que no puede ingresar a una fábrica porque no tiene experiencia en los procesos y porque siempre buscan a jóvenes para los puestos más bajos, sin embargo, añadió que no se rendirá y buscará reinventarse.
“Nos falta un poquito más la tecnología, por ejemplo mi objetivo es traer una computadora, hacer trabajos de escuela, porque antes hacíamos trabajos de escuela y hasta tesis llegamos a hacer, hace poco también llegó una chica a la que le pedían el llenado de una información del gobierno en máquina de escribir”, afirmó Bertha Alicia Martínez.
El oficio le permitió muchas cosas, tener tiempo para sus hijos, ayudar a otras personas y en muchas ocasiones, ser la confidente de decenas de personas que llegaban hasta su espacio en el Mercado Juárez, ubicado en la zona Centro de Saltillo.
“Mucha gente de todas las edades, sobre todo de edad adulta, que venían a que les hiciera cartas, sesiones de derechos, y nos contaban sus historias, nos decían es que mi hijo me echó de la casa, muchos problemas que tenía la gente adulta y que venían a prepararse, pero casi siempre venían aquí, porque también los asesorábamos con lo que sabíamos”.
Historias de adultos mayores que extrañaban a sus hijos, trámites de abogados y una que otra historia de amor, pasaron por su máquina de escribir, y se convirtieron en el sostén de una familia que gracias a este noble oficio, pudo salir adelante.
Bertha Alicia añadió que muchas estudiantes que en el siglo anterior llevaban clases de mecanografía, acudían a ella para que les realizara las tareas, a lo que accedía y de vez en cuando, cometía un error para que los maestros no detectaran que las jóvenes habían hecho trampa, con la finalidad de que pudieran culminar sus estudios y lograran obtener un buen empleo.
Con una voz firme, señala que para aprender algo nuevo, emprender un nuevo negocio o para pasar a la era digital, nunca es tarde.
aarp