Las puertas están próximas a abrirse para dar paso a las ánimas que descansan en el inframundo de Yucatán, saldrán a comer y estarán presentes entre los seres terrenales: Hanal Pixán.
Desde hace siglos, el Día de Muertos en la península de Yucatán tiene una celebración muy colorida, pero llena de misterios y leyendas, pues antiguamente, en los patios de las casas se enterraban a los fallecidos para ser adorados de manera constante y no olvidarse de ellos.
Por esa práctica, entre las ceremonias mayas en las que se adoran a las ánimas de un familiar o amigo, se pone un altar de muertos junto a un árbol o a la tumba que se adorna con velas, una fotografía del ánima, acompañada de comida local, como mucbipollo, jícamas, mandarinas, naranja, xec, tamales de x´pelón, así como balché, flores y ruda, además de incienso.

Para recibir a sus seres queridos que ya trascendieron, las mujeres se visten con el hipil y reboso, se pintan la cara de blanco con ojeras negras haciendo la mezcla entre la belleza y la muerte representada en una misma persona.
Los hombres, de pantalón, guayabera y sombrero blanco, de la misma forma se maquillan el rostro representado a la “vida del más allá”.

En todos los pueblos y ciudades de Yucatán se realiza el “Paseo de las Ánimas”, los habitantes salen del centro de la comunidad al cementerio, donde se realiza alguna adoración en sus tumbas o en los altares de muertos que se colocan a lo largo del camino.

El primer Día de Muertos es dedicado a los espíritus de los infantes cuyos “corazones” decidieron irse a vivir al inframundo maya, cruzando por millones de litros de agua a través de un cenote, hasta encontrar la “otra vida”; a esto es le llama u hanal palal.
El segundo día, es especial para los adultos, y se conoce como u hanal nucuch uinicoob.
Mientras que el último día de celebración, es el u hanal pixanoob, ese dedica una ceremonia religiosa a todas las ánimas y se celebra tradicionalmente de noche y dentro de un panteón.
Además, las familias se reúnen para comer mucbipollo, mejor conocido como pib, que es un tamal grande, con manteca, condimentos, jitomates, chiles y relleno de carne de pollo y cerdo, el cual se cocina en hojas de plátano y se entierra para hornearse con piedras y leña, o se mete en algún horno tradicional de panadería.
Este año es especial en el pueblo de Homún, en esta ocasión, la celebración de Hanal Pixán, para el paseo de las ánimas los habitantes caminarán del centro del pueblo pasando por un cenote y terminará en el cementerio; en cuanto aparezca la noche, habrá narrativas legendarias de los antiguos mayas y el inframundo.
Dos siglos del Cementerio General
Mientras tanto, en Mérida, el Cementerio General celebra 200 años de su fundación y también será un escenario atractivo para la convivencia entre vivos y muertos.
Este camposanto tiene 25 mil bóvedas, osarios y mausoleos donde descansan personajes históricos, como Felipe Carillo Puerto, Rodolfo Menéndez de la Peña, José Domínguez Saldívar, Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín, gobernadores, alcaldes, maestros, luchadores sociales, revolucionarios, médicos, generales, y personas de la vida yucateca que aparecen en leyendas locales.

Este panteón nació el 3 de noviembre de 1821, pocos meses después de la consumación de la Independencia de México, en lo que fue una hacienda ganadera, ubicada en el Camino Real a San Francisco de Campeche, hoy la calle 66.
“El primer (...) entierro en el Cementerio ocurrió el 6 de noviembre de 1821, de un señor, un teniente llamado Felipe Trejo. Ahorita se desconoce dónde estaba la tumba, estuvo acá en el pasillo principal, la entrada de la casona”, explicó el antropólogo y cronista yucateco, Rafael Gómez Chi.
Este lugar surgió después de que las cortes de Cádiz mandaron un edito a principios de 1800 para indicar que dejaran de enterrar a los muertos en las iglesias o en las casas particulares.
“Este cementerio no se utilizó tan frecuentemente porque por ahí de 1836,1840 vino la fiebre amarilla, que acabó con muchísima gente, mató en proporción mucha más población que hoy la pandemia del covid, porque no había vacunas ni nada, entonces, debido a esa pandemia, la autoridad permitió que la gente pudiera sepultar a sus seres queridos en lugares cercanos a sus casas, y fue hasta por 1870 que este cementerio se empezó a usar más frecuentemente” agregó el cronista.
Actualmente, el Cementerio General tiene una declaratoria municipal de zona de Patrimonio Cultural, en virtud de que posee elementos de gran valor histórico y artístico.
EHR