Después de cuatro meses de estar fuera de México, Chantal Andere está de regreso; lo primero que hizo fue incorporarse de nuevo a la puesta en escena La tiendita de los horrores, que extenderá su temporada hasta el 17 de agosto en el Teatro Hidalgo.
“Regreso el 4 de julio, vamos a tener nuevas fechas y estoy feliz porque este proyecto es precioso. Anhelaba regresar en esta pausa que hice porque me fui a trabajar a Estados Unidos y cuando el productor Juan Torres me dijo que iba a extender la temporada, porque la gente preguntaba por los boletos y que me querían ver, me puse muy feliz”, contó la actriz en entrevista con MILENIO.

El teatro musical, la "gran pasión" de Chantal Andere
Andere tiene una semana que llegó a Ciudad de México, ya que viajó a Estado Unidos para actuar en la serie Velvet, el nuevo imperio que produjo Telemundo, y en lugar de tomarse una semana de vacaciones prefirió hacer un cambio de look, volver a teñir su cabello de rubio y pintar sus uñas de rojo, como lo requiere Audrey, su personaje en la obra.
Su pasión es el teatro musical; aseguró que es el lugar donde es más feliz porque ahí se involucra el canto, baile y actuación, disciplinas que ama y para las que se preparó toda su vida.
“Sentir la orquesta en vivo, escuchar el murmullo y como afinan los instrumentos me encanta. Cuando tenía tres años pisé un teatro por primera vez para ver una función en Nueva York y me marcó. El teatro musical es mi gran pasión y lo que más disfruto”, confesó.

El ejemplo de sus padres
Andere heredó la vena artística y el amor por las bellas artes de sus padres. Desde pequeña vio el ejemplo de su padre, José María Fernández Unsáin, dramaturgo, poeta, guionista y director, que también estuvo al frente de la SOGEM. Y de su mamá Jacqueline Andere, primera actriz con una trayectoria de 70 años de carrera, que inició en televisión con el programa Teatro Fantástico.
Por muchos años le ha dado vida a diferentes villanas, por eso interpretar a una mujer sumisa y maltratada ha sido un gozo; es un reto que la gente le crea, además de conmoverla. Al final de la obra compartió que se da cuenta de que a veces la gente llora por el desenlace y el cometido lo ha cumplido.
Su personaje en La tiendita de los horrores
Audrey, el personaje principal de la obra, es una mujer insegura que sufre violencia por parte de su pareja, hasta que encuentra a Seymour, quien a través de la mirada que tiene hacía ella la hace darse cuenta de lo que vive y quiere ayudarla a salir de ese maltrato.
“Este personaje me ha dado una gran satisfacción, es difícil hacer una mujer tan sufrida, víctima, que es huérfana, le ha ido fatal en todo, se ha criado en la calle como Dios le dio a entender, tiene una pareja que la maltrata hasta que encuentra a Seymour, que tiene un mensaje hermoso porque todo gira alrededor del amor a la vida”, dijo.

El personaje de esta obra está muy alejado de su realidad; desde pequeña, lo único que vio en su casa fue armonía y amor. Las únicas veces que su papá se enojaba era cuando los fines de semana se ponía a cocinar un asado, “como buen argentino que era, para deleitar a sus invitados y mi mamá se metía a probar la comida y le decía que le había faltado sal, la agregaba”. Él montaba el cólera, recordó, y le decía que ella se encargara de preparar las bebidas.
“Después de ese enojo de mi papá, todo terminaba en una tertulia, en risas y baile, acompañados con un trío de música como Los Panchos. Cuando ves eso, entiendes que la vida es así. Gracias a Dios viví en un mundo donde nunca, ni de cerca vi violencia, incluyendo el trabajo y mi familia, mis padres se amaban, no he visto una pareja que se amara así. Es difícil hablar desde un punto donde nunca has estado y que es incorrecto”, compartió la actriz.
La violencia no es ejemplo
Este musical de ciencia ficción está basado en la película de Roger Corman, con el guión de Charles Griffith que hizo en los años 60 y luego se produjo en teatro, sigue vigente con el tema del maltrato y es algo que Andere lamenta.
“La mujeres ya levantan la voz para quejarse, aunque se les escucha falta mucho por hacer. Me parece correcto que las mujeres se manifiesten, porque esto algún día va a cambiar, no al maltrato a la mujer”, reflexionó.
Los ejemplos se ven en el núcleo más cercano que tienen las personas: si ven violencia normalizan golpear a los demás y si viven en armonía también la van a replicar. Agregó que ella junto con su esposo Enrique Rivero Lake han educado a sus hijos, Natalia y Sebastián, por el camino del respeto.
“Mi hija ya tiene acceso a redes sociales y son privadas, nosotros las controlamos; mi hijo aún es pequeño, y en los colegios les hablan mucho al respecto. Sebastián sabe que a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa, ni puede hablarle feo a sus maestras, ni contestarle a sus compañeras. Su padre y yo hemos sido enfáticos en que tienen que ser niños respetuosos, antes que nada en la vida”, puntualizó.
hc