Sophie Turner lleva años demostrando que crecer bajo el reflector nunca es fácil, pero ella lo ha hecho suyo. De niña de teatro en Inglaterra a rostro internacional gracias a Game of Thrones, ha vivido transformaciones enormes tanto en su carrera como en su vida personal.
Más allá de los sets, ha navegado rupturas, maternidad, mudanzas y roles que le piden mucho, tanto emocional como físicamente. Ahora, con nuevos proyectos en puerta y un regreso a sus raíces británicas, su historia inspira por la manera en que combina lo público con lo personal, lo dramático con lo cotidiano.

Los inicios de Sophie Turner
Sophie Belinda Turner nació el 21 de febrero de 1996 en Northampton, Inglaterra. Desde muy pequeña mostró interés por la actuación; participó en teatro comunitario, asistió a escuelas como Warwick Prep y The King’s High School for Girls, y ya adolescente soñaba con roles grandes.
Su gran oportunidad llegó cuando consiguió el papel de Sansa Stark, uno de los personajes principales de Game of Thrones, con apenas 14 años.

De Sansa Stark a Lara Croft: un salto al mundo de los íconos
Después del éxito con Game of Thrones, Sophie se prepara para otro papel icónico, será Lara Croft en la nueva serie de Tomb Raider. Este personaje, famoso por su fuerza, inteligencia y carisma, representa un nuevo desafío en su carrera.
Para los fans, verla pasar de la realeza de Westeros a la aventurera más legendaria de los videojuegos es un cambio emocionante que promete dar mucho de qué hablar.
Sophie Turner to play Lara Croft in Phoebe Waller-Bridge’s adaptation series for Prime Video. pic.twitter.com/pJYvNsEzOi
— Pop Crave (@PopCrave) September 3, 2025
Vida personal y nuevos proyectos
Más allá de la fama, su vida personal ha sido un viaje. Se casó con Joe Jonas, tuvo dos hijas, y luego anunció su divorcio. En los últimos años regresó al Reino Unido, buscando estabilidad cerca de sus raíces.
Ahora compagina maternidad, nuevos proyectos como Tomb Raider y una presencia pública más consciente de lo que quiere mostrar.

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