Aunque diciembre trae consigo el regreso inevitable de los clásicos navideños y las anécdotas que los rodean, Macaulay Culkin ha sorprendido con una confesión que pocos imaginarían.
El actor, recordado mundialmente por uno de los personajes más icónicos de la temporada, habló recientemente sobre cómo vive esa fama en su día a día familiar y la inesperada reacción o más bien, la falta de ella dentro de su propia casa.
Su comentario abrió la puerta a una divertida reflexión sobre la paternidad, la nostalgia y lo que ocurre cuando una leyenda del cine convive con quienes aún no entienden del todo su legado como lo son sus hijos.
¿Por qué sus hijos no lo reconocen como Kevin?
Culkin contó para Deadline, que aunque sus hijos de 3 y 4 años ven la película con frecuencia, no hacen la conexión entre el personaje y su propio padre.
Pues el actor dice que ellos no tienen ni idea que él es el protagonista de la película que aman, explicando que para sus hijos es solo un niño de la tele y que de hecho lo llaman Kevin Disney, por Disney+.
Pese a esto, reconoce que el descubrimiento podría llegar pronto. Una noche mostró a su hijo mayor una vieja foto familiar en la que aparecía de pequeño, y el niño comentó: "Ese niño se ve como Kevin". Ante eso, Culkin fingió indiferencia, bromeando que parecerse a Kevin no era algo malo por ahora.
"No tienen ni idea de a quién están sentados todo el tiempo. Simplemente dicen: 'Ah, ahí está Kevin'. Lo llaman Kevin Disney, por Disney+, que muestra el pequeño tráiler navideño". Confesó Macaulay
Ver Mi pobre angelito como padre: una experiencia totalmente distinta
Ver la película ahora, a diferencia de cuando él era niño, ha cambiado totalmente para Culkin. Lo que antes era solo fama y nostalgia ahora se ha convertido en un momento íntimo de unión familiar.
Él mismo ha dicho que experimentar ver Mi pobre angelito con sus hijos le devuelve la inocencia perdida y le hace ver las escenas con ojos nuevos. Culkin admite que, aunque sabe que tarde o temprano entenderán quién es en realidad, por ahora prefiere cuidar esa ilusión mágica de la infancia.
"Algún día lo va a impactar. Verá la película y su sistema dirá: 'Espera un momento'. Estoy esperando ese momento", dijo Culkin.
Lo que esto dice del legado de una película icónica
Que incluso sus propios hijos no lo relacionen con Kevin habla mucho del paso del tiempo, del peso de la fama y del anonimato que muchas veces desean los actores.
Para Culkin, Mi pobre angelito ya no es solo un símbolo de éxito, sino un puente entre generaciones, un clásico que sigue formando parte de la Navidad, de la nostalgia, pero sobre todo del hogar. Su decisión de dejar que sus hijos vean la película sin revelarles la identidad del protagonista al menos por ahora muestra una intención genuina de preservar para ellos la magia de la infancia, incluso cuando la realidad es diferente.
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