José Eduardo Derbez aseguró que nunca se valió de la fama ni la ayuda de sus papás para abrirse camino en el medio artístico y afirmó que le costó trabajo hacerse de un nombre en la televisión mexicana. A la par, el actor habló de los desplantes que sufrió en Televisa y el productor que peor lo trató en los inicios de su carrera.
Durante una entrevista para el canal de YouTube de Yordi Rosado, el hijo de Eugenio Derbez y Victoria Ruffo contó que fue gracias a una charla con su padrastro, Omar Fayad, que decidió tomar las riendas de su vida y comenzar a trabajar como actor.
"En ese viaje, Omar me dijo: '¿qué pedo con tu vida? No estás estudiando, no trabajas, no sabes qué quieres hacer, no sabes a qué te quieres dedicar, ¿qué onda contigo? Tienes que tomar una decisión, o sea, no puedes estar así toda tu vida, no te va a mantener tu mamá toda la vida'", contó José Eduardo Derbez.
Tras escuchar las palabras de Fayad, el famoso tomó la firme decisión de convertirse en actor, a lo que su padrastro le propuso pagar para que le hicieran unas fotos profesionales, que pudiera a los productores en Televisa.
"Tampoco quería que mis papás me ayudaran, dije: 'si lo voy a hacer lo voy a hacer por mí' (...) Me dijo Omar: 'yo te pago las fotos, consigue un buen fotógrafo', me tomé mis fotos y con esas me lanzaba a Televisa a darlas a las oficinas de los productores".

Productores hicieron desplantes a José Eduardo Derbez
Mencionó que algunos aceptaban hablar con él, pero muchos otros no, además aseguró que sus apellidos Derbez-Ruffo no le sirvieron de mucho mientras tocaba las puertas para pedir una oportunidad.
"Me tocó que me dijeron: 'no te puede recibir porque no está aquí en México, pero gracias nosotros se las damos', le dije: 'bueno, okay, gracias', ya me salí con mis fotos y el productor salió de su oficina, entonces dije: 'qué poca madre', y así fueron varios".
Sin embargo, su peor experiencia fue con un productor que, si bien, sí lo recibió, le hizo un gran desplante que nunca se le olvidó a José Eduardo Derbez.
"Este fue el peor de todos. Me recibió en su oficina y en lo que yo estaba hablándole, contándole que quería yo empezar, que quería hacer mi carrera en esto, que me quería dedicar a esto, estaba jugando en su computadora y riéndose viendo mensajes. Entonces terminaba yo de hablar y me decía: '¿perdón me decías?' Y volvía a empezar... y volvía a reírse de sus mensajes y jugando en su computadora y volvía a decirme: '¿perdón me decías?'. A la tercera vez, le dije: 'no nada, muchas gracias por haberme recibido, ya paso a retirarme', me abre la puerta y me fui. Dije: 'Wow, qué fuerte está esto'".
amt