Florence Pugh, una de las actrices más aclamadas de su generación, ha revelado la compleja mecánica detrás de su instinto para elegir roles.
Lejos de la casualidad, su éxito se basa en buscar proyectos que le causen una duda profunda sobre su capacidad actoral, una filosofía que ahora viene con una estricta promesa de autogestión.
¿Cómo escoge sus roles?
La actriz de 29 años, conocida por su versatilidad en filmes como Mujercitas y Oppenheimer, explicó en un podcast reciente que su famosa frase "si me asusta, lo hago" se centra en su capacidad para lograr lo que el guion exige, no en el género del filme. El miedo que busca es al desafío técnico y emocional:
"La cosa que en realidad, en cada guion que leo... tiene que haber un momento en el guion en el que no tengo miedo al horror, sino donde tengo miedo de si seré capaz de hacerlo."
Pugh detalló que el factor decisivo es la búsqueda de la novedad:
"Si es algo que nunca he hecho antes, nunca se ha rodado antes, o si no sé si puedo llevarme a mí misma hasta allí, en el momento en que me dan punzadas de nervios, sé que probablemente voy a terminar haciéndolo."
Este instinto por el reto es lo que atrae a directores de alto calibre como Christopher Nolan y Denis Villeneuve, que confían en su capacidad para lograr la total inmersión.
La lección que Florence Pugh aprendió de Midsommar
Este nivel de inmersión ha tenido un costo. Pugh confesó que la intensidad emocional de su aclamado papel en el folk horror Midsommar fue un punto de inflexión profesional y personal.
"Cuando hice Midsommar, definitivamente sentí que abusé de mí misma en las cosas a las que me llevó emocionalmente. Fue demasiado. Pero eso es parte de aprender: decir, 'Ok, esto no lo vuelvo a hacer porque fue demasiado'."
El filme, que fue un éxito de culto y le valió a Pugh la aclamación universal, obligó a la actriz a ver su trabajo con una óptica más pragmática.
La actriz se refiere a sí misma como una "máquina de emociones" que requiere mantenimiento constante:
"Creo que cada vez que haces una película, estás entendiendo nuevas formas de manejarte, eres una máquina y necesitas engrasar las cosas de ciertas maneras."
Su postura sobre el establecimiento de límites y el rechazo a la autodestrucción del método actoral la posiciona como una voz líder en el creciente diálogo de Hollywood sobre la salud mental y la sostenibilidad en el set.
Del drama al salto al vacío: los retos físicos que también la asustan
El concepto de "gran prueba" para Pugh no siempre se traduce en angustia emocional.
Citó su trabajo en Thunderbolts (Marvel) como un desafío técnico igual de estimulante: la exigencia de saltar de un edificio de gran altura y actuar simultáneamente fue una "gran prueba" que la entusiasmó por ser algo que nunca había realizado antes.
En definitiva, la filosofía actual de Florence Pugh es la de una artista que busca el crecimiento constante, usando el miedo a no poder lograrlo como su principal combustible, pero siempre con una nueva y estricta directriz de autogestión para garantizar la longevidad de su carrera.