Desde las 20 horas, los fans de Alejandro Fernández comenzaron a ocupar sus lugares en el foro Expo Mundo Imperial, en Acapulco, pero fue hasta las 22:30 que apareció en el escenario para calmar la desesperación que se hacía presente con mentadas de madre.
En las filas de ingreso una riña entre dos hombres llegó hasta los golpes, y en área general, donde los fans debían permanecer de pie, el descontento fue más notorio, pues utilizaron el famoso grito de “eeeeeh, puto”, censurado en los partidos de futbol, para apresurar el show.
Enfundado en un traje negro, con su cabellera un poco canosa peinada hacia atrás y con media sonrisa en el rostro, El Potrillo fue disculpado sin ni siquiera pedirlo, pues al ritmo cadencioso de “Cóncavo y convexo” hipnotizó a las féminas y apaciguó a los caballeros.
Así iniciaron las confidencias de Alejandro y continuaron con “Se me va la voz”; ya entrados en calor le fue más fácil enfrentarse a la audiencia con las primeras palabras: “Qué rico poder estar nuevamente con todos ustedes, con nuestras Confidencias, esta gira que gracias a todos ustedes es, y seguirá siendo, un éxito”, dijo el cantante.
El orden de los temas estaba previsto para iniciar con las baladas, continuar con el mariachi y cerrar con un popurrí de éxitos de Vicente Fernández, y así fue.
Tocó el turno a “Estuve” y Alejandro pidió un aplauso para Joan Sebastian, compositor del tema.
Durante los primeros 50 minutos del concierto las baladas se apoderaron del escenario y escucharon también temas como “No se me hace fácil”, “Hoy tengo ganas de ti” y “Te voy a perder”.
Después la pared que estaba detrás de Alejandro y de frente al público se convirtió en una gran pantalla que proyectaba al cantante a gran escala para apreciarlo más a detalle cuando se dispuso a ofrecer un momento de las intimidad donde tuvieron cabida temas como “Me dediqué a perderte” y “Si tú supieras”, una de las canciones más importantes de su carrera, según mencionó.
Después de abandonar el escenario por unos minutos en que el mariachi complació con sus acordes, Fernández reapareció con un nuevo aire en el rostro que en parte se debía al traje de charro negro que, a opinión de las mujeres, sabe portar muy bien.
Los chiflidos y los piropos no se hicieron esperar, la tensión se rompió cuando la música del mariachi tomó forma en voz de Alejandro a ritmo de “Dónde vas tan sola”.
Con el sombrero en la mano El Potrillo recorrió el escenario de esquina a esquina, en algún momento se permitió aceptar las flores que una pequeña le obsequió al filo del escenario, y continuó la fiesta que duró más de dos horas con temas como “Mátalas”, “Loco” y “Tantita pena”.
El equipo
4 pantallas de led complementaron el escenario del cantante .
9 músicos lo acompañaron durante la primera mitad de baladas.
11 mariachis le hicieron caravana a su salida con traje de charro.