Como sabe todo cinéfilo, el primer mutante apareció en 1973. Al menos así lo cuenta el profesor Charles Xavier en su escuela para mutantes moderados, es decir los que todavía creen que pueden convivir con los humanos, porque hay otro grupo que lo que quiere es exterminarnos a todos.
Cuando el paradigma del súper héroe comenzó a agotarse en la década de los sesenta, los artistas de Marvel inventaron los mutantes. Probablemente inspirados en El fin de la infancia, del escritor de ciencia ficción Arthur Charles Clarke, los X-Men son un salto en la evolución universal. Un salto cualitativo que está por crear un dios. O una diosa, como sabe quien haya visto X-Men: The Last Stand.
De los cómics, los X-Men pasaron a la televisión y finalmente al cine donde, a mi parecer, brillan más. Junto con Batman son la franquicia más divertida del cine-industria en Estados Unidos. Lo son porque exploran y explotan esa sensación que en cierto momento de la vida nos aqueja a todos: la de sentirnos especiales e incomprendidos. Al fin de la infancia somos como esos niños mutantes: nos creemos distintos a los otros; en un mundo y un cuerpo que, de pronto parece que no es el nuestro.
Además, los mutantes sufren discriminación. La sociedad incluso ha inventado una vacuna para “curarlos”. Todo tiene su simbolismo. Por otro lado, los súper héroes, con excepción de Batman, se quedaron atrapados en la Guerra Fría. Pensemos en Capitán América o Supermán.
Apocalipsis es la tercera precuela de una serie que comenzó hace 16 años. Surge toda vez que los guionistas de X-Men han llegado a un punto muerto con sus historias. Y es que Jean Grey se volvió una diosa capaz de todo. ¿Había que inventarle su kryptonita? Creo que hicieron bien al decidir que el futuro estaba atrás. A partir del 2011 comenzaron a estrenarse tres precuelas que explican, entre otras cosas, cómo fue que a Tormenta le salieron canas, por qué Wolverine está siempre de mal humor y por qué Charles Xavier se quedó pelón. ¿No basta? Pues Apocalipsis cuenta también cómo fue que Jean Grey llegó a ser tan poderosa, que caímos en el susodicho callejón sin salida.
Como se sabe, los X-Men viven en una historia que nos es paralela. En los años ochenta los mutantes tienen más de 10 años conviviendo con nosotros. Aparece entonces un intrigante personaje que, más que salido de la pluma de Arthur C. Clarke parece de Lovecraft. Sabah Nur es un dios del Medio Oriente de quien los egipcios se liberan abriendo un agujero en el tiempo y enviándonoslo a nosotros. Ya se ve que todo lo inventaron los egipcios. Incluso la guerra biológica. Lo importante en todo caso es que Sabah Nur cambia el balance político entre los X-Men y nosotros.
X-Men: Apocalipsis es una película entretenida y con personajes entrañables. Tiene su dosis de arte en una secuencia en que escuchamos a Beethoven y en fin que, para los amantes de la acción y los efectos especiales, es la mejor opción en esta función dominical.
X-Men: Apocalipsis. (X-Men: Apocalypse). Dirección: Bryan Singer. Guión: B. Singer, Simon Kinberg, Michael Dougherty. Fotografía: Newton Thomas Sigel. Con Michael Fassbender, James McAvoy, Jennifer Lawrence, Hugh Jackman. Estados Unidos, 2016.
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