El encuentro entre el Panathinaikos y Olympiacos fue suspendido por actos violentos de las aficiones.
En las afueras del estadio Apostolos Nikolaidis, previo al clásico griego hubo una confrontación entre seguidores de ambos equipos y la policía, trayendo consigo que estos actos fueran trasladados al interior del recinto.
Cuando los jugadores del Olympiacos salieron al terreno de juego a calentar, fueron blancos de artefactos como bengalas que lanzaron los hinchas que se encontraban en las gradas; tras estas acciones el árbitro había retrasado el inicio del encuentro, pero tras ver que no se calmaba el ambiente decidió suspenderlo de forma definitiva.