Jalisco tiene una estrella más en el firmamento. A los 97 años, Adolfo Tribilín Cabrera falleció de causas naturales en Guadalajara, la ciudad que lo adoptó.
La historia de Charros de Jalisco no se podría contar sin Adolfo Cabrera y viceversa. Fueron más de 70 años de portar con orgullo los colores azules de la novena jalisciense.
Nacido el 24 de febrero de 1922 en Cienfuegos, Cuba, Adolfo Alberto Mantecón Sánchez le tomó gusto al beisbol desde muy pequeño, de familia grande y con carencias, la necesidad lo obligó a que la pasión por el deporte se convirtiera en una responsabilidad.
En 1949 le ofrecieron jugar en México y aceptó. Sin embargo, al enterarse que jugaría en Jalisco pensó que se trataba de otro país, pues en su idea solo estaba la capital. Pero justamente de las sorpresas surgen las mejores historias. En ese mismo año, Adolfo ganó el campeonato de bateo con la novena jalisciense en la Liga Mexicana de Beisbol.
Con grandes actuaciones se ganó el cariño y los elogios de la afición, y fue justamente que en suelo mexicano nació su icónico apodo de Tribilín.
Sus raíces con Charros fueron tan grandes que no solo fue jugador, si no que tuvo múltiples facetas dentro de la organización, como coach y, la última, de coach honorario.
El cubano fue pieza esencial en los campeonatos que levantó Jalisco en 1967 y 1971, primero como jugador y después como coach, respectivamente.
El 10 noviembre de 2015 se le rindió un homenaje en el estadio Charros, en donde se develó un busto en su honor, además de ser uno de los íconos del club que cuenta con su bubblehead.