Cultura

Wes Craven: terror y humor

De culto.

Tras el asesinato de Sharon Tate por el clan Manson a finales de los años sesenta, ya no podían realizarse películas de terror a la manera clásica. El bebé de Rosemary (Roman Polanski, 1968) quedará como la última obra maestra de este modo de hacer. Sin la estilización de Polanski, Wes Craven (1939–2015) iniciará con su primera película, La última casa a la izquierda (1972), una nueva etapa de hacer cine de horror. Alejándose de los aspectos sobrenaturales, la violencia física filmada en todos sus detalles ocupará el papel principal.

En este sentido, más que con el director canadiense David Cronenberg, quien seguirá un camino estrictamente personal (por cierto, más intelectual), Craven se halla más cerca de sus compatriotas Tobe Hooper (1943) y John Carpenter (1948). Todos ellos comenzaron su carrera fuera del mainstream hollywoodense, y poco a poco fueron asimilándose a él tratando de mantener su independencia. Igualmente, los tres serán identificados con un personaje emblemático, en películas de las que se harán continuaciones ad nauseam. Uno de sus críticos ha observado que sin Craven películas como The Texas Chain Saw Massacre (Hooper, 1974) y Halloween (Carpenter, 1978) no hubieran sido posibles, pero curiosamente fue el último en tener su personaje emblemático, Freddy Krueger, en A Nightmare on Elm Street (1984).

Aceptemos la sobre interpretación y digamos que, después de Freud, Craven logró que el universo de los sueños volviera a ocupar un sitio en las discusiones entre la gente común. La celebridad que Pesadilla en la calle del infierno alcanzó, se debe sobre todo al hecho de que el estado donde debemos encontrar reposo va a ser negado. Sus estudios de psicología algo tuvieron que influir en la creación de la historia. Por otro lado, hizo que Freddy Krueger se volviera un símbolo y que en una sociedad culpígena cada espectador creyera que en su interior habitaba uno.

Luego del fenómeno que significó Pesadilla…, la carrera de Craven sufrió una recaída en el gusto del público, y aunque películas como La serpiente y el arco iris (1988) y Shocker (1989) no son desdeñables, fue hasta mediados de los años noventa, cuando se exhibió la primera parte de Scream (1996), que su carrera resurgió (después vendrán Scream 2 en 1997 y Scream 3 en el 2000). No pocos espectadores se acercaron a la primera parte con escepticismo, pero desde la primera escena (donde aparece Drew Barrymore; y ya que mencionamos a una bella, Scream se sostiene por la presencia de Neve Campbell) la película atrapa y no permite distracciones. Dueño absoluto de sus dotes narrativas, Craven se dedicaba a jugar con el espectador en cada una de las partes (en la red circula una página en la que se mencionan las referencias que maneja y que los especialistas deben conocer). Declaró que hacer estas películas era “muy divertido. Hay una combinación de terror y humor que me apasiona”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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