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Tom Ford, de exitoso diseñador de moda a premiado director de cine

Haber encabezado Perry Ellis, Yves Saint Laurent y Gucci le ha permitido hacer el cine que le gusta, como 'A Single Man' (2009) y ahora 'Animales nocturnos', segunda cinta que dirige en su carrera


En un periodo de 20 años, Tom Ford (Austin, Texas, 1961) se convirtió en una de las figuras más destacadas de la industria de la moda, pues sorprendió como diseñador en jefe para casas prestigiadísimas como Perry Ellis o Yves Saint Laurent y además reinventó por completo a la casa Gucci a mediados de los años noventa.

A al margen de su deslumbrante carrera como empresario de la moda —tiene su propia línea con su nombre—, Ford desarrolló una carrera alternativa como director de cine, y su cinta debut, A Single Man (2009), fue celebrada en el Festival de Venecia mientras su protagonista, Colin Firth, obtuvo la Copa Volpi, varios otros premios y una nominación al Oscar.

Ahora se estrena su segundo filme, Animales nocturnos, protagonizado por Amy Adams, Jake Gyllenhaal, Michael Shannon y Aaron Taylor-Johnson, con el que arrasó de nuevo en el festival veneciano llevándose el Gran Premio del Jurado, en el que parece ser el primero de una larga lista de galardones.

En la cinta, basada en la novela Tony & Susan de Austin Wright, la trama gira en torno a lo que sucede con Susan Morrow (Amy Adams), una elegante galerista de arte radicada en Beverly Hills, con una vida privilegiada y casada con un segundo marido que le ha dado una vida de lujos. Un fin de semana, mientras su marido está en un viaje de negocios, Susan recibe un paquete en el buzón que contiene la primera novela de su ex marido Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), del que lleva años divorciada y sin tener noticias. Le pide en una nota que lea la novela y que se ponga en contacto con él, ya que se quedará unos días en la ciudad. Susan acepta y se sumerge en la narración.

La novela narra la violenta historia de Tony Hastings, un hombre sencillo cuya esposa e hija son secuestradas por unos vagos en una carretera de Texas y las brutales consecuencias de esto, relato que atrapa a Susan de tal manera que se da cuenta de que a su vida le falta algo y empieza a revivir su pasado y también a cuestionarse su futuro.

¿Por qué pasaron siete años entre las dos películas que has realizado?

No sé muy bien en qué se fueron. La verdad es que el tiempo vuela. Hice muchas cosas, me convertí en padre y eso fue la prioridad de mi vida. Decidí que hasta que mi hijo cumpliera los cinco años iba a dedicarme por completo a criarlo. Pero por otro lado, mi empresa siguió creciendo y no encontré otra historia atractiva, hasta que opté por los derechos del libro de Austin Wright, que había leído hacía años y que se rehusaba a salir de mi mente. Tuve que escribir el guión muy rápidamente, antes que venciera la opción, y lo que me apasionó de la historia es que cuenta qué es lo que pasa cuando no cuidas a la gente que verdaderamente te importa. Trata sobre las dudas que todos tenemos y no creo que haya que odiar a la protagonista. Todo lo contrario, por eso busqué a una actriz como Amy Adams para encarnar un personaje tan complejo como Susan.

¿Qué es lo que la hace compleja?

Susan es un producto específico de su crianza, de su cultura. No está segura de sí misma y por eso nunca se atrevió a perseguir sus verdaderos sueños. Su madre, que interpreta Laura Linney, es la única brutalmente honesta con ella, pero Susan no tiene el valor para desafiar el destino predeterminado que la espera por su condición social. Tarde o temprano acabará convirtiéndose en su propia madre. Pero aunque Susan tiene una noción muy romántica del mundo, resulta ser víctima de su propia trampa. En algún momento dice que Edward, el personaje de Jack Gyllenhaal, es más fuerte que ella, pues a pesar de que no es el típico macho texano es quien ha insistido en lo que creía, y por eso al final triunfa, tanto en la novela como en la vida real, porque por un lado escribe un buen libro y, a la vez, logra que ella, quizá de un modo tortuoso, vuelva a enamorarse de él.

¿Dirías, como director-guionista, que hay elementos autobiográficos en 'Animales nocturnos'?

Bueno, parcialmente el personaje de Amy es muy autobiográfico. Creo que hay muchas cosas en común entre Susan, el personaje de Colin Firth en A Single Man y yo. Yo vivo en un mundo similar al de Susan y a veces, no miento, me horroriza. Crecí en una familia de clase media alta y todo era muy sencillo allá en Texas. Fue hasta que llegué a Nueva York, en 1980, que todo se volvió extraño. Por suerte, de vez en cuando consigo escaparme a esa parte del mundo y ver mis raíces. Son algo que extraño y supongo que pasaré los últimos años de mi vida en un sitio así, caminando por el desierto, tratando de conectarme con el universo, pero es algo que he aprendido a apreciar con el paso de los años, aunque sé que a todos nos agradan las cosas materiales. Las cosas hermosas nos dan placer, pero es muy importante mantener la perspectiva. Susan se da cuenta de lo que ha hecho, por eso se limpia el maquillaje y sabe que no volverá a la vida que le ha hecho tan infeliz. La transformación suele ser dolorosa y, en este caso, también lo es.

¿Qué tan distintas son las dos facetas de tu carrera creativa?

Completamente distintas. Yo hago cuatro colecciones por año y una película más o menos cada cinco o seis años. Pero el cine puede conmover a la gente de una manera muy diferente a como lo puede hacer la moda. Convertirme en director fue parte de un proceso natural. Cuando yo era adolescente comencé a trabajar como actor en Nueva York. No era muy bueno, aunque tuve una carrera muy exitosa haciendo anuncios para televisión. Pero odiaba actuar. Me molestaba estar frente a la cámara. Soy muy tímido. Tomé muchísimas clases de teatro y creo que eso me ayudó a entender a los actores. Soy un convencido de que la base para una buena película es crear un buen ambiente para que ellos puedan trabajar. Los buenos actores quieren hacer una interpretación maravillosa y parte de mi labor es inspirarlos para que lo hagan. Además, creo que soy bueno contando historias. Si te toca sentarte a mi lado en una cena y me doy cuenta que estás aburrido, voy a encontrar la forma de contarte una historia que te interese, aunque para lograrlo tenga que incorporar algunas cosas que no sean necesariamente ciertas. Y si bien la moda y el cine son dos cosas muy distintas para mí, en mis 30 años en la industria de la moda he trabajado con algunos de los mejores fotógrafos como Helmut Newton e Irving Penn, y a través de ellos he aprendido cómo contar una historia a través de las fotos. Entiendo de iluminación y eso me ayuda con la parte técnica de una película. Y además las dos industrias no son tan distintas en sus procesos. Tienes que tener una visión, algo que quieras decir, debes contratar gente talentosa para que te ayude y tienes que inspirarles, darles el espacio para que te den lo mejor de lo que saben hacer. Y a la vez, hay que guiarles gentilmente para que lleguen al objetivo que te has propuesto. En ese sentido, desde mi primera película me sentí muy cómodo en el rol de director.

Evidentemente, es algo que disfrutas.

Muchísimo. Dirigir películas es lo más gratificante que he hecho en mi vida después de criar a mi hijo. Es algo que perdura para siempre, que es una de las razones por las que lo quise hacer. La moda es maravillosa, es muy expresiva, pero efímera. Aun cuando un objeto se exhibe en un museo, uno lo puede admirar, pero no te hacer sentir lo mismo que cuando lo ves en el cine, porque no tiene fecha de caducidad. Uno puede ver una película como Casablanca o Rebecca y vives lo que vivió esa gente otra vez. Lloras con ellos, te emocionas, te asustas. Todos ellos están muertos, los actores, el guionista, el director, pero la experiencia humana que capturaron en ese momento sigue estando allí. Cuando mi hijo crezca y quiera saber quién fui yo, va a poder ver A Single Man y Animales nocturnos. Así va a saber quién era su padre y las cosas que ocupaban su mente, cuando las filmó.

¿Algún día piensas retirarte del negocio de la moda?

No, no. Es la fuente que me da los medios para tener la libertad de poder hacer las películas que se me antojen. Lo disfruto y es algo rápido. Si solo me dedicara a hacer películas sería más difícil, porque llevan mucho tiempo y mi mente se mueve a una velocidad mucho más rápida. Así que seguiré combinando ambas cosas, porque me apasionan. La moda me da grandes satisfacciones, pero la experiencia de hacer cine es única. Me puedo imaginar dedicándome más al cine en el futuro, definitivamente.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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