"Stanley es una mierda con talento", sentenció Kirk Douglas luego de trabajar con el director más controvertido de la industria americana que paradójico, jamás gozó del reconocimiento de la crítica a través de un Oscar.
Esto es relativo si se piensa que para Espartaco contrató al fotógrafo Russell Metty. Ante su probada ineficiencia (aunque tenía 53 años de edad y 20 trabajando en Hollywood), no pudo despedirlo por cláusula contractual.
Stanley le dijo: "Puedes hacer tu trabajo sentándote en la silla y callándote. Yo voy a ser el director de fotografía". Así Kubrick iluminó la película y Metty se llevó la estatuilla.
Disfuncional en cuanto a la socialización y en la vida laboral donde hizo estallar en cólera a sus más cercanos colaboradores, actores e inversores, en términos convencionales el director fue una persona monstruosa a la que sin embargo, se le respetaba como un sabio maestro en la industria del cine.
Con alto agrado y placer, Kubrick aceptó el papel de villano patronal a cambio del mejor beneficio para sus obras.
Avanzaba el fin de siglo y con una vida económicamente solvente, con prestigio y grandes logros profesionales donde se contabilizaban 12 largometrajes y uno más por editar, tres documentales y un episodio sobre la vida de Abraham Lincoln para la televisión, Kubrick podría haber pensado en el retiro y en futuros homenajes en Hollywood, pero no necesitaba de la aprobación y mucho menos de la aceptación de sus colegas.[OBJECT]
Desaliñado y de mirada impasible, jamás consideró la docencia aunque dejara un audaz consejo para los interesados en la producción:
“Puedes ser un día un director de cine tan grande como yo, si opones completamente y hasta el límite toda tu energía contra cualquier intento por imponer a tu trabajo cualquier voluntad que no sea la tuya”.
En el plano social y de opinión pública, el trabajo del cineasta dejó una profunda huella, muchas veces confundida con herida y hasta después de su muerte se le cuestionaron sus motivaciones más profundas.
En ese sentido los contenidos de sus historias fueron severamente castigados, catalogándolos algunas veces de ultraviolentos, conspiratorios y otras tantas de misóginos.

OJOS BIEN CERRADOS, O ELLA APARECE DESNUDA
El Vals No. 2 de Shostakóvich entra al tiempo en que una mujer se despoja de su elegante vestido. Sólo un par de segundos para dar comienzo al ejercicio del voyeur.
La cámara se desplaza como un ojo que se acomoda con avidez en torno a la figura exquisita de la hermosa rubia, ella camina desnuda sobre sus tacones junto al espejo, en un amplio vestidor.
No hubo prisa por contar la historia que dura dos noches y tres días referidos en 2 horas y 39 minutos.
Ella en la cotidianeidad demuestra no tenerla y el ojo de Kubrick, haciendo el del espectador, tampoco se precipitó sabiendo que una historia bien contada en el cine, justamente depende del manejo del tiempo.
'Eyes Wide Shut' fue la última de sus historias y su obra póstuma, dejando un testimonio de amor a la mujer.
En una escena matrimonial la pareja comparte el baño, ella orina y él utiliza el espejo, ejercicio antiguo de mirarse y arreglarse para convencer a los otros.
Todo ello mientras la cámara se desliza entre pequeños detalles, la ciudad de Nueva York no duerme y la fiesta espera. Ella es hermosa y profesionista. Es culta y también desempleada.
Se trata de una mujer casada, un poco triste, madre de una niña en edad preescolar. Nicole Kidman fue ataviada con el nombre de Alice y su entonces esposo, Tom Cruise, interpretó el papel de William “Bill” Harford, un joven médico con deseos de escalar socialmente.
Sinuosa y aparentemente tierna, la música de Shostakóvich se desliza con las mismas pautas femeninas que diseñó el director para la co protagónica de la historia, a quien desnudó para representar el milagro de mostrarse como un recién nacido, despojado de mentiras.
No hay engaño ni dolo. La vida correrá su curso y en los pros y en los contras de aventurarse, algunas veces sencillamente se sobreviven los días.
Al nacer, originalmente todos son semejantes y sólo los distinguen las ropas y sus colores, el sexo desnudo y posterior, el desarrollo de la anatomía de los cuerpos, son los que determinan la infancia y el futuro en términos sociales.
La historia gira en torno a una fiesta en vísperas de navidad que ofrece el plutócrata Victor Ziegler y a donde acude la pareja.
Mientras Bill es acosado por dos modelos quienes le prometen llevarlo al mismo cielo, Alice es invitada a bailar por un hombre acaudalado que le propone ir a una habitación para sostener relaciones.
Bill se libera de las mujeres al ser solicitado para atender una emergencia médica, en un ostentoso baño revive a una atractiva modelo desnuda quien sufrió una sobredosis después de tener sexo con Ziegler.
Su esposa se desembaraza del Casanova recordando que es justamente una mujer comprometida, levantando su mano vestida por una argolla matrimonial.
Kubrick murió pocos días antes de poder terminar el montaje definitivo de la película.
Basado en la novela 'Retrato Soñado' de Arthur Schnitzler, el guión fue escrito por el mismo Stanley y Frederic Raphael, llevando al espectador a otra fiesta donde el exceso traducido en ritual y orgía, conducirá a la pareja a una serie de situaciones pesadillescas ambientadas por composiciones de György Ligeti y Jocelyn Pook.
LOLITA, LA NÍNFULA CONSUMIDA POR EL TIEMPO
Exuberante, creíble y sufrible ante un espléndido manejo del lenguaje, la novela 'Lolita' de Vladimir Nabokov, fue llevada al cine norteamericano en el año de 1962.
Aborrecible e inagotable e igual deseable para quienes dan ahora golpes en un teclado en busca de una buena historia literaria, la novela del ruso radicado en Estados Unidos llegó a las manos de Stanley, cuando la fotografía continuaba en su clásico blanco y negro.
Después de Espartaco encontró tiempo para leer el guión que hizo Calder Willingham, donde la puberta se casaba. Kubrick telegrafió a Nabokov para confesar su desapruebo.
Era 1960 y se sabía que la obra no se podría filmar íntegra o sin ser censurada. James B. Harris, socio de Kubrick, dijo que se trataba de una historia rara y disfuncional pues abordaba la afición de un pedófilo.
En el texto, Nabokov haciendo la voz de “Humbert Humbert”, protagonista en Lolita, sentencia:
“Si pedimos a un hombre normal que elija a la niña más bonita en una fotografía de un grupo de colegialas o girlscouts, no siempre señalará a la nínfula… al pequeño demonio mortífero entre el común de las niñas y allí está, no reconocida e ignorante de su fantástico poder”.
Las motivaciones de la novela poco a poco se fueron bifurcando y tomaron otro curso para ser llevada al cine.
Harris confesaría: “Sabíamos que teníamos que hacer de ella un objeto sexual. No podía ser infantil. Si hacíamos de ella un objeto sexual y que toda la gente del público pudiera entender por qué cualquiera querría saltar sobre ella y a él (Humbert Humbert) lo hacíamos atractivo, funcionaría”.
El crítico cinematográfico Richard Corliss, consignó John Baxter en la biografía autorizada de Stanley Kubrick, delimitó perfectamente la diferencia:
“El libro habla de abuso infantil, la película trata de las artimañas que una adolescente pudo haber aprendido en dos años: la conciencia de su poder sobre los hombres”.
Cuando Kubrick aceptó convertir a Dolores Haze (Lolita), de una niña de doce años a una quinceañera atractiva, renunció a la riqueza de la obra original.[OBJECT]
Y aunque Nabokov, quien realizó finalmente el guión para la película, insistió en que la Lolita de la pantalla no fuera demasiado bonita, al contratar a Sue Lyon, la idea de la nínfula, es decir, de la niña inmadura de cuerpo pero con una precoz sexualidad, se desdibujó.
LA ÚLTIMA PALABRA SE LA DIO A LA MUJER
Silencio incómodo. Mientras avanzan por un centro comercial en busca de los obsequios de navidad, ella habla con su hija.
Entre carreolines, enormes osos de peluche y muñecas Barbie, le dice que deberá esperar el regalo de Papá Noel como una sorpresa.
Bill, monosilábico y nervioso le pregunta a Alice lo que cree que se debe hacer después de vivir los días más oscuros que hayan compartido.
-¿Que qué creo yo? No sé. …Tal vez yo crea que debemos estar agradecidos. La pareja cae en tiempos muertos donde él la mira con espanto, tan sólo unos segundos para llegar a la sentencia femenina:
“Agradecidos porque logramos sobrevivir a través de todas nuestras aventuras, ya sea que hayan sido reales o tan sólo un sueño”.
Bill duda y pregunta: -¿Estás segura de eso? Alice: -¿Qué si estoy segura? Contiene el llanto y agrega. Sólo tan segura como estoy de que la realidad de una noche, no digamos la de toda una vida, no puede ser nunca toda la verdad.
Él: -Y ningún sueño jamás es sólo un sueño. Ella: -Lo importante es que estamos despiertos ahora y con suerte, por mucho tiempo por venir.
Confiado él afirma que para siempre. Ella responde: “Es mejor que no usemos esa palabra. Me asusta. Pero yo te amo y tú sabes que hay algo más importante que necesitamos hacer cuanto antes. -¿Qué cosa? -Coger.
El truco o secreto escondido en la obra de Kubrick dista de ser un mero pasatiempo y como diría Alfonso Reyes en un ensayo sobre Chesterton, el enigma del universo está en el problema del bien, no del mal.
“La verdad es una perpetua sorpresa y la sorpresa es placentera, estimulante y provechosa”, dijo Reyes quien citando a Darwin, el nieto, apuntó que la filosofía de la sorpresa puede expresarse como el hecho de que la felicidad no es un estado, sino un cambio de estado.
“Chesterton comprendió con razón que el sentido de inseguridad es lo que devuelve su pleno y virginal valor a cuanto el mundo nos ofrece.
Bien mirado, en la doctrina de la sorpresa nada hay contrario a la licitud de la seguridad social en sí misma.
Lo que se objeta aquí es aquella odiosa actitud mental que toma la seguridad, la dicha, la vida en conjunto, como otros tantos dones gratuitos y que no necesitamos merecer ni ganar”, apuntó el escritor.