En su casa y de pequeño se acercó al acordeón, pero le resultaba demasiado grande. Era de su padre y entonces, Raúl Jáquez aún no sabía que dedicaría su vida a arrancarle acordes en distintos géneros musicales, lo que mantiene al músico en la conversación de los gustosos de la música en vivo.
Algunos le dicen un rotundo no a su cumbia y es comprensible, porque la seducción que alcanza en el género de tango mantiene la delidad de sus escuchas.
Jáquez también sabe hacer rock y hasta en mariachi ha tocado. Y aunque maneja con soltura muchos instrumentos, demasiados, él considera que el músico debe ser humano, compartido y su oficio debe tener un sentido social.
"El instrumento con el que trabajo ahora fue con el que empecé, con el acordeón, pero siempre como que lo dejaba a un lado".[OBJECT]
"La primera vez que toqué ante un público, fue en la rondalla de la secundaria "Juan de la Cruz Borrego" y luego en el coro de la iglesia, quizá en el coro inició lo de ser instrumentista".
Así llegó la auta transversal, la guitarra en la rondalla y el requinto, el folclor lo acercó a la armónica, la jarana, el requinto veracruzano, el cuatro venezolano, charango, la zampoña y la quena.
Y al explorar otros géneros, se encontró acariciando el acordeón, el bandoneón, la guitarra eléctrica y acústica.
"Siempre estuvo la música, yo más bien quise ser otra cosa, pero todos mis primos paternos son músicos y los hijos de mis primos, mis tíos, mi papá y mi abuelo. Sí quise ser otra cosa, pero al final ganó la música".
JFR