En el principio todas sus piezas eran masculinas, sus colores rojo y verde, y sus jugadas infinitamente más lentas. Para el siglo XV que entró a Occidente proveniente de Persia y antes de la India, el ajedrez cambia la pieza del Visir por la Reina y le otorga el poder supremo en esa batalla que ahora es en blanco y negro.
Estos y otros cambios que experimentó el juego hasta quedar como lo conocemos en la actualidad, representan el motivo por el que documentalista y productor Valenciano Agustí Mezquida dedicó 8 años, primero a financiar su aventura y después a rodarla y posproducirla hasta que quedó listo el trabajo (84 minutos) La dama del ajedrez.
"Soy un aficionado al ajedrez, pero no soy un experto en la materia ni un gran jugador, pero sí un aficionado que también ha tenido el gusto de iniciar a sus hijas en este juego. Por casualidad cayó en mis manos el libro del investigador José Antonio Garzón, En pos del incunable perdido que es una investigación alrededor de Llibre dels jochs partitis dels schachs, el primer libro de ajedrez escrito en 1495 por Francesch Vicent y que recoge cien problemas del ajedrez moderno.
Mezquida inicia así su propio periplo de 2 meses de rodaje en España, Italia, Francia, así como Cleveland y Detroit, en Estados Unidos. Siguieron 10 meses de posproducción, pues llegó a contar 40 horas de grabación. "La verdad es que es una historia que tiene mucho de misterio, de descubrimiento, mucho viaje y testimonio", dice el cineasta en entrevista con MILENIO.
Ya en el poema Scachs d'Amor, escrito por Francisco de Castellví y Vic, Bernardo Fenollar y Narciso de Vinyoles se conoce la nueva pieza del juego, La Reina, que no es más que el reflejo del creciente poder de las nuevas soberanas de occidente; presencia y poder que no existía en el mundo musulmán porque, por ejemplo, no había una mujer sino un harem acompañando a un hombre.
"También hay una clarísima relación con la alcoba —dice Mezquida—; el juego antiguo es muy lento, es decir, una partida sin reina y con movimientos muy estáticos que podría durar días enteros o no terminar nunca. En esa época la mujer se está incorporando al mundo masculino como espectadora y en ocasiones como árbitro de los torneos. Pero también, una de las cosas que hicieron fue incorporar el ajedrez como nobles para alcanzar una correcta formación previa al matrimonio".
Los libros de la época dan cuenta en sus ilustraciones que las mujeres debían aprender danza, a tocar un instrumento, coser, y, a partir del siglo XI, surgen imágenes de mujeres frente al tablero, jugando ajedrez.
"De igual modo, al ir adquiriendo fama, el juego se convirtió en una excelente excusa amorosa, porque la alta nobleza en aquella época tenía dificultades para el cortejo. Una partida podría pausarse para comer, bailar, ausentarse incluso para encuentros sexuales", explica Mezquida.
Después de proyectarse en España, el filme llega a la Cineteca Nacional de manera previa al tercer Seminario de Capacitación y Certificación para formar Profesores de Ajedrez, que se llevará a cabo los días 24 y 25 de octubre, y que organiza la Fundación Kasparov de Ajedrez para Iberoamérica.