Un cenote no solamente era un proveedor de agua; para los pobladores mesoamericanos, especialmente para los mayas, "los cenotes tenían una función mucho más profunda, un gran simbolismo que el que los llevó a construir estos lugares y de esta manera. De encontrar este cenote debajo de la pirámide El Castillo de la Ciudad Antigua de Chichén Itzá en Yucatán cambiaría totalmente la visión que tenemos acerca de los patrones de asentamiento maya, la visión de muchísimas cosas y realmente estaríamos percibiendo la cosmovisión maya de formas muy particulares”.
De este modo explicó el arqueólogo subacuático mexicano Guillermo de Anda, director del proyecto El Gran Acuífero Maya (GAM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que con un equipo multidisciplinario investiga características subterráneas en muchas zonas de la península de Yucatán.
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De junio a la fecha, esta investigación se ha realizado una tarea de mapeo subterráneo de sus principales estructuras, con el cual se espera confirmar la “geografía sagrada” que habría guiado a los mayas en el diseño de esta urbe.
La búsqueda de cuevas o cenotes que conecten entre sí a algunos de los edificios más icónicos de la zona arqueológica: el Castillo —o Templo de Kukulcán—, el Osario y el Cenote Sagrado, por ejemplo, se apoya en tecnología de última generación facilitada al GAM por la National Geographic Society, cuyos ingenieros Corey Jaskolski, Alan Turchik y Eric Berkenpas, colaboran en el proyecto e incluso han adaptado sus instrumentos al ambiente y las características del sitio prehispánico.
De acuerdo con Guillermo de Anda, director del Proyecto GAM e investigador del INAH, otros indicios que apoyan la teoría de que existe en Chichén Itzá un patrón “arquitectura-cueva o arquitectura-cenote”, son los hallazgos registrados por expertos de la UNAM en 2015 y 2016, que confirmaron la existencia de una segunda subestructura y un cenote de 20 o 25 metros de diámetro bajo el Castillo.
En este edificio, el GAM inició en junio un estudio mediante un radar de penetración terrestre, con el cual se enviaron señales electromagnéticas a los muros y elementos arquitectónicos de la primera subestructura, así como a la base y los alrededores de la pirámide. Producto de ello fue el registro de una serie de anomalías en el muro que está detrás del trono-jaguar, que ya están bajo análisis en laboratorios de la National Geographic Society.
FM