La exposición Un solo latido-Xa jun ruk'oxomal qanima muestra la obra de la artista maya kaqchikel Rosa Elena Curruchich —la primera mujer pintora de San Juan Comalapa, Guatemala— por primera vez en un museo, la muestra más ambiciosa hasta el momento en la que se reúnen cerca de 80 pinturas. La exhibición pone en dialogo la obra de Curruchich con los textiles de la también artista guatemalteca Angélica Serech.
En un conversatorio que se realizó en el Museo Universitario del Chopo, en donde se presenta la exposición hasta el 25 de noviembre, Miguel A. López mencionó que la muestra no se planteó como un obituario: “me interesaba pensar cómo las preocupaciones y luchas que están representadas en la obra de Rosa Elena podían tener una continuidad en el presente”.
Fue así que invitó a la artista Angélica Serech, quien a pesar de pertenecer a la misma comunidad que Curruchich, no había logrado ver una obra de la primera mujer pintora reconocida en aquella comunidad, debido a que las pinturas de Rosa Elena no son exhibidas en Guatemala.
“Hay un diálogo muy significativo a partir de los tejidos de Angélica, que son una especie de símil a Rosa Elena, porque Angélica también se dedicó a expandir y redefinir el lenguaje textil”, apuntó el curador.
Las pinturas de Rosa Elena muestran la vida cotidiana y las costumbres, además del trabajo artesanal de su comunidad, lo que deriva en obras que detallan con atención al papel de las mujeres dentro de la organización social indígena local, reconociendo así el valor del trabajo de cuidado.
En su intervención, la escritora Negma Cov apuntó que el hecho de que Rosa Elena sea reconocida como la primera mujer artista de su comunidad, no significa que antes no existieron otras “pero que siempre han estado 'detrás de', como muchas de nuestras luchas que se han invisibilizado por diferentes razones, pero que siempre han estado ahí”.
Sobre el trabajo de Angélica Serech, Cov dijo que es alguien que está abriendo caminos en el arte de tejer, ya que sus obras exploran las raíces de su herencia familiar y comunitaria como tejedora, pero siempre dando espacio a la experimentación.
Además reconoció el trabajo colectivo de quienes participan en la difusión de la obra de las artistas y resaltó que, como muchos comalapenses, siente tristeza de que no exista un espacio en su comunidad para mostrar el legado de Rosa Elena Curruchich.
“Esperamos de todo corazón que en algún momento tengamos un espacio en Comalapa que regrese algunas obras o por lo menos tener la oportunidad de llevar a las niñas, niños y jóvenes (su legado)”.
Por su parte, la antropóloga María Jacinta Xón Riquiac señaló que la obra de Rosa Elena es sumamente política, ya que no hay espacio a interpretar lo que ella pintó, sino que “nos dice ‘esto es’”, mientras que en la obra de Angélica “podemos ver, interpretar o aprender ese ejercicio de desexotización al que nos invita su obra”.
Finalmente, Miguel A. López apuntó que los textiles de Angélica Serech generan una prolongación de preocupaciones que se encuentran en la obra de Rosa Elena y que tienen que ver con la colaboración y el hacer de las mujeres.
La exposicion Un solo latido-Xa jun ruk'oxomal puede ser visitada en el Museo Universitario dek Chopo hasta el 25 de noviembre.
PCL