Para la artista plástica Sandra del Pilar existen cosas que son invisibles ante la mirada directa y que solo se pueden apreciar de forma sesgada, y por ello considera que la presencia física que posee una imagen logra contrarrestar la desconfianza que el espectador pueda tener en ella. Esa es la premisa que abordan las 67 piezas que conforman Miradas oblicuas, su más reciente exposición.
“Miradas oblicuas es un poco como lo que dijo El Principito: lo esencial es invisible a los ojos y solo con el corazón se puede ver; y si esto es así, el arte es el que puede y que también tiene responsabilidad de ayudar a ver mejor, pues es una manera indirecta de ver la realidad. Y aunque está claro que no podemos dejar que una pintura nos enseñe verdades, sí creo que el arte funge como un símbolo de la existencia de una, que aunque no la veamos sí nos da confianza, al contrario de lo que plantea la posmodernidad”, explica la artista a MILENIO.
Esto lo aborda a través de tres temas: el primero son los velos transparentes, estética que utiliza como una metáfora política con la que muestra la contradicción de que la transparencia no siempre revela, sino que oculta, lo que se cree estar viendo, “estas obras tienen un nivel matérico que es precisamente lo que sí nos hace ver las cosas; en la superposición de las imágenes se desarrolla un juego completamente libre y muy poético de las formas, las sombras y los espacios”.
“Y eso no puede ser planeado del todo sino que surge al sobreponer los planos, se da como un regalo y eso es lo que remite a lo más originario del arte que no puedes captar con la palabra, es algo que solo lo puedes ver y sentir”, añade.
Otro tema lo conforman las obras pertenecientes al proyecto Mujeres castigadas, en cual durante más de dos años la artista recuperó los rostros e historias de 60 mujeres que han sido violentadas tanto en México como en Europa, “y lo que más me llamó la atención de este proceso fue que aquí se percibe ésta como un castigo por no cumplir con las expectativas sociales, mientras que en Europa la violencia de género es negada o relacionada a la vergüenza “.
La muestra también cuenta con la instalación No están todos los que son y todos los que están, que consiste en 43 elementos parecidos a globos con los que trata de “devolverle su presencia corpórea a los desaparecidos de Ayotzinapa”.
Miradas oblicuas podrá ser visitada hasta el 18 de septiembre en el Museo del Pueblo de Guanajuato (Positos 7, Guanajuato, Gto).
