Hace cinco años, Sara Pinedo concursó por primera vez en la convocatoria que emite el INBAL para obtener el Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes Perla Szuchmacher. Y lo recordó porque justamente lo hizo con la obra 'Mala' que este año logró obtener dicho reconocimiento.
La confección de un texto a fuego lento le ha permitido reconocer que todo esfuerzo tiene su recompensa y, aunque dijo en entrevista que no hay un proceso muy claro al momento de remontar la historia, fue el tiempo el que le permitió al texto encontrar otras voces y otras resonancias con las adolescentes con las que convive y con las que hace teatro comunitario.
“Creo que eso enriqueció muchísimo el texto y me hizo encontrar esas voces porque creo que hay una suerte de coralidad en la pieza. Y por otro lado, lo que influyó muchísimo fue el trabajar algunos de los fragmentos de la obra como parte de su maestría en Teatro y Artes Performáticas; eso fue fundamental para que el texto no solo sea palabra, sino que haya mucha construcción y propuesta desde la imagen: que busque interpelar al espectador y espectadora adolescente, pero también a las personas adultas desde las imágenes; confío mucho en la escritura de las imágenes como directora y creadora escénica, más que autora”.
Asimismo, dijo que el cuestionar su propio texto como dramaturga y el cuestionar qué tan adultocéntrica era su palabra, en tanto se desprendía también de su recuerdo de adolescencia para que fuera habitado por el recuerdo vivo de las y los adolescentes del presente. Pero además se mantiene el tema de la vinculación con ellos.
“No solamente la vinculación del trabajo con el teatro comunitario y las niñeces y juventudes, sino también la vinculación con las organizaciones, desde un lugar más teórico a lo mejor, pero que me han llevado a preguntarme qué es el adultocentrismo y cómo se hace presente en todos nuestros espacios, y el teatro no es una excepción. El cuestionar todo el tiempo”.
Sara comenzó a trabajar formalmente con niñas y jóvenes desde el 2016. No obstante, dos años antes se inició en la promoción del arte comunitario en el marco del Proyecto Ruelas del Festival Internacional Cervantino. Ella misma comentó que se trató de teatro comunitario realizado en charola de plata y alfombra roja, pero al encontrar el amor al trabajo, eliminaron el texto como centro de la creación escénica y decidieron continuarlo por cuenta propia.
En el 2016 llegó al barrio de San Juan de Abajo, en la periferia de León, y sin planearlo comenzó a trabajar con las niñeces y juventudes que los abordan, por lo cual afirma que fueron ellos quienes se apropiaron del espacio de creación en su comunidad o barrio y el próximo año sumará una década de estar presentes allí. El trabajo de acompañamiento exige ser una escucha activa, mucho más empática, lo que ha permeado en su escritura.
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