La reciente exposición de Fabián Cháirez, La venida del Señor, inaugurada en la Academia de San Carlos la semana pasada, ha suscitado un intenso debate que pone de relieve la capacidad del arte para desafiar normas y provocar reflexiones profundas sobre la identidad, la religión y la sexualidad.
En redes sociales, la organización CitizenGo_Mx lanzó el 7 de febrero de 2025 una campaña para recaudar firmas con la intención de censurar la exposición de Fabián Cháirez, con la consigna “El arte no es blasfemia! ¡La UNAM ataca la fe!”.

“Nos llaman intolerantes si exigimos respeto, pero cuando ridiculizan nuestra fe lo llaman ‘arte’. ¿Por qué pagar con nuestros impuestos para insultar lo que millones consideramos sagrado?”, suscribe Elisa Bonilla en esta petición dirigida al doctor Mauricio de Jesús Juárez Servín, director de la Academia de San Carlos de la UNAM. Con ese mensaje se pide que las personas firmen un texto en que se lee: “¡Respeto para la fe! No más ataques al cristianismo en la UNAM”, iniciativa que hasta el momento ha recopilado 11 mil 673 firmas.
El domingo 9, el periódico Desde la fe se sumó a las críticas sobre la muestra.
Fabián Cháirez, artista identificado por su enfoque provocador porque utiliza su arte como una plataforma para señalar estereotipos de la masculinidad, habla en exclusiva con MILENIO sobre estos cuestionamientos.
“Me encuentro bastante tranquilo, estoy al tanto de lo que se ha publicado. Me parece interesante la postura que sostienen, pero creo que hay situaciones más importantes por las que manifestarse, como la defensa de los derechos de las mujeres y los niños para evitar que sean violentados, física, mental y sexualmente”.
El artista asegura que la exhibición es una declaración sobre la libertad de expresión en un contexto cultural y religioso a menudo conservador.
En La venida del Señor, Cháirez reúne una serie de nueve pinturas que establecen un paralelismo entre el éxtasis religioso y el éxtasis sexual. Este enfoque, indica el artista, busca invitar a una reflexión más profunda sobre cómo las experiencias humanas pueden entrelazarse con lo divino.
Cháirez precisa que por la muestra no recibió un solo peso; recuerda que él fue quien propuso la exposición en tanto que la Academia de San Carlos le abrió las puertas.
“Me facilitaron el espacio y la curaduría, cubriendo yo los gastos que se requirieron para el montaje. Para nada me pagaron por la exposición, puedo presumir que soy un artista 100 por ciento independiente, nunca he pedido recursos al área de cultura del Gobierno, y realmente puedo presumir de pagar mis impuestos y estar al corriente como todo ciudadano. Además de tener la suerte de vivir en un país laico y con libertades, que incluyen la libertad religiosa y la libertad de creencias, yo siempre voy a luchar por todas esas libertades”, plantea.
Sobre la condena generada en redes sociales que exige la cancelación de la muestra La venida del Señor, indica que la posición de la UNAM es contundente: “Tiene una postura muy clara ante la censura y frente a las amenazas, está a favor de la libertad de expresión. Hasta ahora yo no he recibido ninguna llamada o advertencia de la UNAM porque es una institución laica que se mantiene abierta al diálogo, y eso me parece un gran acierto, así que la exposición sigue abierta al público”.
Sin embargo, sin emitir ninguna declaración, la Academia de San Carlos de la UNAM retiró de sus redes sociales la publicidad de la exposición. Y un usuario de nombre Antonio Pichardo, en su cuenta de Instagram denunció que le prohibieron tomar fotografías de la muestra.
Cháirez enfatiza que en un mundo donde la censura y la represión son comunes, su trabajo se erige como un faro para aquellos que buscan visibilizar sus identidades y experiencia. Dice que la muestra ha sido vista por un gran número de visitantes, “lo cual me hace sentir bastante cobijado por el público. Hay mucha gente interesada en que el arte sea crítico frente a los privilegios, el conservadurismo y la doble moral”.
Cháirez precisa que la controversia generada por La venida del Señor ha abierto un espacio para el diálogo sobre temas tabúes en la sociedad mexicana. Las reacciones polarizadas ante su obra demuestran que el arte puede ser un catalizador para discutir cuestiones complejas como la fe, el deseo y la identidad.
Su obra, precisa, contribuye a una representación más inclusiva dentro del arte contemporáneo mexicano. Al desafiar los arquetipos tradicionales, su trabajo fomenta una mayor aceptación y comprensión de las diversas experiencias humanas.

hc