El steel drum, instrumento de percusión que, en su versión más conocida, es construido en barriles de petróleo de desecho —aunque también se fabrica industrialmente—, ha sido confinado en gran medida a la música popular. Sobre todo se le relaciona con las bandas de Trinidad y Tobago y sus contagiosas interpretaciones del calypso.
Desde que trabó contacto con el instrumento hace algunos años, el percusionista Juan Carlos Cirujeda se ha convertido en difusor de sus bondades y su capacidad para desarrollarse en la música contemporánea. Prueba de ello es el concierto que ofrecerá el 28 de abril en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (Cmmas), con piezas creadas en respuesta a la convocatoria Obras para Steel Drum y medios electrónicos (México-Costa Rica).
En el concurso, que contó con el flautista y compositor Alejandro Escuer, el autor costarricense Otto Castro y el propio Cirujeda como jurados, se seleccionaron las obras de Luis Mihovilcevic, Norberto Andrés García Muñoz y Matías Fernández. El proyecto fue apoyado por la Cátedra Transdisciplinar Toriáravac para el Patrimonio y la Innovación, de la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica. En el concierto se tocará también una obra del mexicano Francisco Villegas, estrenada en Costa Rica, y Marjorie Patricia Navarro Villalobos participará con un video que ilustra la obra de García Muñoz.
Egresado de la Facultad de Música de la UNAM, Cirujeda cuenta en entrevista para MILENIO que vio por primera vez el steel drum en una convención de la Percussive Art Society, celebrada en Los Ángeles. “Conocí el instrumento en una steel band y me quedé sorprendido de su sonoridad, sobre todo para ser un instrumento acústico. Al terminar el concierto me acerqué para verlo de cerca y desde entonces quedé totalmente enamorado.”
La idea de impulsar la creación de nuevas obras surgió en un encuentro con Otto Castro, cuando éste hacía una residencia artística en el Cmmas. “Toqué un concierto que formaba parte de un programa de actividades de difusión del instrumento que realizaba en escuelas de música, apoyado con una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Al final del concierto charlamos y surgió la idea de convocar a autores para escribir obras para steel drum. Castro le propuso el proyecto al director del CMMAS, Rodrigo Sigal, y la convocatoria fue impulsada por este centro educativo”.
¿Qué características tuvo la convocatoria?
La convocatoria no fue realizada exclusivamente para el instrumento en su forma acústica, sino que la idea fue que se utilizaran también medios electrónicos en tiempo real. Es decir, que la pieza pueda ser ejecutada por el compositor, que éste pueda manejar la electrónica en vivo o inclusive, como generalmente sucede, con un audio pregrabado.
¿Cómo fue la respuesta a la convocatoria?
Llegaron alrededor de diez obras y acordamos elegir los trabajos del argentino Luis Mihovilcevic, el costarricense Norberto Andrés García Muñoz y el chileno Matías Fernández. En los tres casos, el instrumento estuvo bien manejado, sobre todo en el concepto rítmico y el uso de la electrónica.
¿Qué se tomó en cuenta para seleccionar las obras?
Que la obra tuviera la escritura correspondiente y que el compositor supiera manejar el complemento electrónico. Es interesante ver cómo puede empalmarse el concepto sonoro del instrumento con la gama impresionante de los medios electrónicos, cómo se pueden ir alternando.
Invitación a conocer una sonoridad diferente
Juan Carlos Cirujeda no se considera el introductor del steel drum en la música contemporánea de México, pues afirma que compositores como Gabriela Ortiz y Javier Álvarez ya habían escrito para el instrumento.
“De hecho, Gabriela tiene una obra donde emplea estas características de la música electroacústica, aunque sí he ido impulsando, sobre todo, que los compositores y los mismos percusionistas vayan conociendo el instrumento, que se den cuenta que es un instrumento que merece mucho respeto”.
Al decir respeto, el percusionista no se refiere a que al instrumento se le haga menos. “Lo que pasa es que sus características son de un instrumento folclórico, entonces básicamente se le ubica en la música de calypso. También se ha usado mucho en el jazz y en la música para películas, pero pocos compositores lo han incluido en la música de concierto.
“Por ello he tratado de que los compositores se interesen cada vez más en el steel drum, sobre todo que tengan en cuenta la riqueza sus posibilidades sonoras”.