La llegada de la temporada 22 de El cascanueces al Auditorio Nacional es un momento de gran importancia que trasciende el arte para convertirse en un evento cultural emblemático y profundamente esperado en Ciudad de México.
En este escenario monumental, más de 240 artistas y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la batuta del maestro Ayyub Guliyev, se unirán para revivir una tradición en el gusto de miles de espectadores, invitándolos a entrar en un mundo de magia, belleza y emoción.
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Erick Rodríguez, director de la Compañía Nacional de Danza (CND), habló con un orgullo el alcance de este espectáculo que ha marcado la trayectoria del ballet en México: “Con las 10 funciones que tendremos este año, consideramos que vamos a llegar a las 228 presentaciones en el Auditorio Nacional y esperamos alcanzar al millón de espectadores a lo largo de este tiempo. Este logro no solo refleja la aceptación popular sino el profundo arraigo que El cascanueces tiene en la memoria colectiva y en la tradición navideña de la ciudad”.
Este montaje, que mantiene la producción estrenada en 2017, conecta a cada espectador con un diseño escenográfico inmersivo creado por Sergio Villegas; vestuarios majestuosos de Marie y Tolita Figueroa, y la sensibilidad de la iluminación de Laura Rode. Juntos, estos elementos construyen un universo escénico donde el arte y la magia se entrelazan para contar la historia eterna de Clarita y su Cascanueces.
Una despedida
Ana Elisa Mena, quien ha sido parte fundamental de este montaje durante dos décadas, presta alma y corazón a esta puesta en escena: “Esta temporada es muy especial para mí. He estado en las 22 temporadas, he crecido con El cascanueces no solo como intérprete, también he sido testigo de la evolución constante de este espectáculo año con año. He encarnado todos los roles imaginables, desde el ratón y el angelito hasta el soldado y Clarita.
Dijo con la dedicación que solo tienen quienes se dedican al ballet, “que representar una puesta en escena de esta magnitud significa siempre buscar la perfección para que toda la gente se vaya feliz”.
Esta temporada adquiere un matiz especial, ya que Ana Elisa Carrillo dejará la dirección de la Compañía Nacional de Danza al finalizar el año. Su paso no solo marca el final de una etapa. Erick Rodríguez expresó: “Estamos muy agradecidos por todo el trabajo que ha hecho aquí con nosotros”. Agregó que a partir de 2026, él permanecerá en solitario al frente de la CND.
La historia de El cascanueces continúa siendo la misma en esencia pero con pequeñas transformaciones que enriquecen el montaje. Rodríguez explicó que la versión que presentan mantiene desde 2017 la coreografía de Nina Novak, basada en la versión original de Lev Ivanov, con ajustes delicados, como la transformación de la danza árabe en un dueto.
Esta obra, que conjuga música, danza y una historia entrañable, tiene la virtud de ser para todo público y, como destaca Rodríguez: “Es uno de nuestros buques insignia para acercar la danza a todo tipo de espectadores, desde amantes del ballet hasta quienes nunca han asistido a uno”.
El encanto de El cascanueces está en la magia de su primer acto, donde las familias se reúnen para compartir la nostalgia y alegría navideñas. También en el segundo acto, en el Reino del Azúcar, donde se despliegan danzas tradicionales y coloridas como la rusa, la española y la de las flores, creando un universo fascinante que invita a sumergirse en el ballet y a vivir la experiencia con toda la familia.
El futuro
Un aspecto que enriquece esta temporada es la participación de más de 60 estudiantes de las principales escuelas, la Nacional de Danza Clásica y Contemporánea y la Academia Mexicana de la Danza. Este apoyo refleja un compromiso con la formación artística y el futuro del ballet en México.
“Los invitamos a participar en la compañía para que conozcan el trabajo profesional y se preparen para ser bailarines profesionales”, dijo Erick Rodríguez con entusiasmo.
De esta forma, El cascanueces no solo es tradición, también un puente para las nuevas generaciones que seguirán cultivando esta importante expresión artística.
El director comentó que ya están considerando cambios en vestuario y escenografía para futuras temporadas, aunque conscientes de que el tamaño y la complejidad del montaje requieren tiempo: “No es algo que vaya a suceder inmediatamente, podría ser hasta 2027”.
Enfatizó que se mantiene viva la ilusión de llevar El cascanueces más allá de Ciudad de México, extendiendo la invitación a otros estados para que disfruten de esta joya cultural: “Las puertas están abiertas y encantados de poder hacerlo”, dijo.
En el corazón de esta producción late el deseo de conectar al público con la magia, la historia y la belleza del ballet.
La temporada 22 se perfila como un espectáculo que celebra no solo la excelencia artística y técnica, sino una tradición que une familias, despierta emociones y abre ventanas a la cultura para toda la ciudadanía.
hc
