En los últimos años Toluca ha sufrido una pérdida muy importante de su patrimonio arquitectónico porque en materia de políticas públicas no ha habido una idea clara de lo que significa modernizar la ciudad.
El concepto de lo moderno, dentro del desarrollo urbano, se ha opuesto a lo que podría significar la conservación y el cambio de la capital mexiquense ha sido muy dramático porque quedan muy pocos vestigios, en muy pocas calles.
Toluca pierde identidad con su patrimonio arquitectónico
De acuerdo con el cronista municipal, Alexander Naime Libien, Toluca tal parece que tiene una vocación por la descripción arquitectónica casi endémica, lo que implica una pérdida de la memoria colectiva, perdida de elementos de identidad y que la población no tenga puntos de referencia que le permitan identificar su comunidad.
El problema no solo es la parte del centro histórico, que históricamente fue un asentamiento primordialmente español. Las culturas originarias matlazincas, otomíes vivían, sobre todo, en las partes altas, donde está el Cerro del Toloche y por donde está el río Verdiguel, es decir, los pueblos indios vivían en la parte norte de la ciudad y los españoles en la parte sur, donde está actualmente ubicada la Santa Veracruz y Palacio del Gobierno.
“En la parte del centro sigue la traza ortogonal, Toluca sí es una ciudad fundamentalmente española, que fue capaz de construir cierto tipo de arquitectura, era modesta. Toluca no fue una ciudad de palacios como Puebla, Guadalajara, Morelia o la Ciudad de México; tenía un aspecto amable, provinciano y tranquilo con sus casas de tres patios, herrajes importantes y puertas de madera”.
Del ferrocarril al Insurgente: fracturas en la imagen de Toluca
Toluca la bella no fue en balde y tenía su encanto en esa sencillez provinciana, sin embargo, una fractura importante en su imagen fue la primera llegada del ferrocarril, seguido de los estragos del terremoto de 1985 que provocó una inmigración muy importante, y lo mismo pasará con el tren El Insurgente. La falta de presencia del Estado desde hace más de cuatro décadas ha hecho que el desorden urbano sea evidente.
“Ante estos fenómenos no ha habido una política pública que diga cómo la ciudad va a absorber el impacto demográfico, el impacto cultural, de la manera de ser y de los asentamientos humanos. El desarrollo urbano sigue lo que el capital dicta, es decir, el capital determina el desarrollo urbano de la ciudad, más allá de las políticas públicas o el uso de suelo”.

Problemas de identidad
Los problemas de identidad no serían tan importantes si consideramos que las sociedades actuales viven en identidades múltiples, pero desde el punto de vista patrimonial y arquitectónico, la deficiencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en materia de criterios de conservación y la falta de políticas públicas que estimulen a los dueños o propietarios de bienes arquitectónicamente valiosos o que guarden cierta tradición, tampoco ha sido evidente.
“Madrid, España, que era una sociedad pobre, hace algunas décadas decidió restaurar sus viejos edificios y apostaron por descuentos en el predial. Hay muchos ejemplos en el mundo de cómo sí se puede conservar la arquitectura y la personalidad de las de las ciudades, lo cual no ha ocurrido en la capital mexiquense”.
La pérdida no solo ha sido en el centro histórico, los pueblos tradicionales como San Juan Tilapa, Santa Ana Tepaltitlán, San Cristóbal Huichochitlán, Tecaxic, las ex haciendas Tlacopa y Santín han sufrido el mismo impacto y destrucción. Al perder el patrimonio arquitectónico perdemos referentes culturales y ese es el costo más importante porque no hay un proceso de reconstrucción y de recuperación de espacios.
No es que esto no sea posible, Praga, por ejemplo, fue destruido durante la segunda Guerra Mundial y rehízo en su totalidad como era antes de los bombardeos. Sin ir tan lejos, en la Ciudad de México puede conservarse la fachada y en la parte de atrás construirse un edificio moderno.
INAH frena rescate de inmuebles en riesgo en Toluca
EL INAH no ha permitido que se rescaten muchos de los de los edificios como los que se están cayendo en desde hace años en las calles de Sebastián Lerdo de Tejada, Instituto Literario, Constituyentes, Nicolás Bravo o Independencia. El concepto de modernidad en Toluca ha sido mal entendido, no está contextualizado y esto impacta en la manera de ser de los habitantes que no tienen amor por el espacio común.
“Toluca es una ciudad funcional, puedes dormir, comer, estudiar y estar, pero no despierta el amor comunitario por sus espacios y esos obliga a recurrir a la nostalgia, la imaginación o la descripción de lo que fue frente a un presente que ya no existe. Los tolucos no han sido capaces de conceptualizar una idea de ciudad y en consecuencia una idea de comunidad”.

Los Portales, que fueron un espacio tradicional de negocios locales, se ha constituido en un espacio comercial, es decir, como si fuera cualquier centro comercial con franquicias de comida rápida. Seguir la dinámica el capital sin que hubiera criterios cualitativos que permitieran conservar el patrimonio, es lo que ha venido deteriorando la ciudad.
Asimismo, los nuevos desarrollos urbanos han cambiado por completo el municipio, los Sauces, por ejemplo, que está compuesto fundamentalmente por clase media y clase media baja, tiene una actividad nocturna intensa porque la gente llega como 6 o 7 de la noche y necesita salir a las 10 o 12 de la noche, lo que se contrapone a la manera de ser del toluqueño natural que se guarda temprano.

Sin políticas de conservación
Lo más preocupante es que no existen ni criterios ni políticas de mantenimiento ni rescate del patrimonio artístico, cultural y arquitectónico de la ciudad, y tampoco se ha sabido conciliar el concepto de modernidad de la infraestructura urbana con la conservación de la tradición.
“Se requieren acciones más claras, decididas y cercanas a un concepto de ciudad-identidad que permita a Toluca y sus pueblos conservar elementos fundamentales de identidad a través de su patrimonio arquitectónico”.
Ante las nuevas construcciones, especialmente donde hay comercios, falta armonizar la imagen y dar carácter a la ciudad, tal y como pasa con Guanajuato o Durango.
“En el portal de Toluca, donde estaba el Gran Hotel, hay un negocio de cristalería y en la escalera imponente hay platos colgando, no hay respeto”.
No necesariamente el desarrollo del capital inmobiliario debe chocar con la conservación de la arquitectura y la identidad, en Ciudad de México la Colonia Roma ha mantenido ese aspecto amable de sus fachadas y permiten inversiones importantes.
“Las ciudades pueden ser modernas y tener distintos polos de desarrollo que permitan completar los servicios que da una ciudad sin atentar con su contra su identidad”.
Ante la falta de motivación, en Toluca la apuesta de los propietarios es a tirar o que se deterioren las construcciones, ya que los criterios de conservación del INAH son muy estrictos. Las edificaciones que sean posteriores a 1900 pueden tener cierta intervención y los anteriores a 1900 se considera como patrimonio histórico.
“Lerdo siendo tan céntrica está abandonada porque la gente apuesta a que las casas se caigan y tarde o temprano puedan hacer uso de los espacios, generalmente, como estacionamiento”.
A la fecha de los pocos edificios que quedan en buenas condiciones son la casa de los Olea, donde durmió Miguel Hidalgo, hoy el Museo José María Velasco; una parte de la botica La Moderna, y pocas fachadas sobre Lerdo, sin que eso signifique que no hay más rincones importantes en la ciudad como La Retama, donde surgió el primer grupo de rock llamado “Los Intocables”, se hacían las famosas nieves de la presumida y vivía El Toluco López, había grupos de danzón, se producía pan, están “Lerdo Chiquito” y Las Tortas del Sol.
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