Los elementos de limpieza pública llegan a sacar hasta 100 kilos diarios de pez diablo de la Laguna del Carpintero en Tampico, lo cual sorprende, porque es una especie que soporta condiciones extremas para sobrevivir.
A la orilla de dicho cuerpo de agua, al cual se tiene prohibido ingresar y es el corazón de un atractivo turístico de Tampico, el personal de Servicios Públicos recolecta los especímenes sin vida o moribundos, los cuales han llegado a través de la corriente.
“Se mueren por la salinidad de la laguna”, aseguran los trabajadores, mientras enseñan los peces diablo muertos que sacan y depositan en bolsas plásticas, una especie característica por su color negro o gris oscuro, con sus largas aletas y piel gruesa.
Es un panorama difícil de creer, que los peces estén queriendo a la orilla de la laguna cuando en otros cuerpos de agua, como la laguna del Chairel, son los amos y se han reproducido de forma acelerada, inclusive, convirtiéndose en una plaga y depredador de especies nativas.
Los especialistas como el oceanólogo Marcelo René García, conoce de la resistencia de dicho pez y “desde mi punto de vista solo lo puede afectar la temperatura elevada y salinidad muy alta que sí tiene la laguna del Carpintero”, dijo el especialista.
El grado de resistencia del pez diablo es reconocido porque, aseguró el experto, dicha especie puede llegar a vivir hasta 15 años en aguas de ríos como el Amazonas, en Sudamérica, en el cual existe turbidez (sedimentos, materia orgánica, algas y microorganismos).
De acuerdo a los pescadores de la zona, el pez diablo puede llegar a vivir fuera del agua por algunos días, pero no está logrando su adaptación a la laguna del Carpintero, a pesar de que es un especialista en conquistar cuerpos de agua, al menos, es lo que ha demostrado en los últimos 15 o 20 años que se comenzó a observar.
“Es posible que estos peces estaban en agua dulce y fueron arrastrados a agua salada, es lo único qué se me ocurre que no les dio oportunidad de equilibrar su capacidad osmótica”, explicó el especialista sobre este caso.
Es una especie dañina al ecosistema que no solo se reproduce rápidamente hasta invadir ríos y lagunas de Tampico, Ciudad Madero y Altamira, se alimenta de los huevos de especies que los pescadores tienen para subsistir.
Hace más de una década se documentó cómo dicho pez era ya mayoría en la captura de los pescadores. Al lanzar redes, aparecían más que mojarras, lisas, bonitos o algunas otras especies que se consumen en la zona.
yc