El Club Nueva Vida nació hace tres décadas en la colonia Monte Alto de Altamira, fue fundado por María de la Luz Medina, quien después de cumplir con su misión en la vida, dejó un legado lleno de luz y bendición a sus hijas en pro de las personas de la tercera edad quienes han encontrado un lugar donde son queridos y apoyados.
Como todos los años, doña Maclovia García, llegó al recinto, la casa de la familia Rivas Medina, justo a las seis de la tarde. Su sonrisa lo decía todo, el día esperado, previo a la Navidad había llegado; blusa blanca y vestido azul con bolitas blancas contrastan con su pelo cano. Se mira ansiosa mientras espera a que el gran evento del año inicie para contagiar de alegría que sus 85 años le han dado.
“Maclovia García, tiene casi los 30 años en el grupo, viene solita o a veces la trae su hija le decimos maquito y es bien sonriente”, comenta Irene Rivas, quien preside el club.
Más de 80 abuelitos acuden de varios sitios de Altamira al club cada 15 días para pasar una tarde agradable donde juegan lotería, realizan actividades productivas y juegos recreativos, pero además disfrutan de una saludable merienda.
“Nuestros abuelitos llegan de varias partes de Altamira; han venido desde Batería Siete a nuestro club, era una abuelita que ya falleció; aquí cantan, bailan, realizan actividades y toman clase de manualidades. Hace un par de años vendimos cerca de 100 piñatas y se les pagó a los abuelitos que las realizaron”, comenta la presidenta del club.
Griselda Rivas Medina, la hija menor de la maestra María de la Luz, recuerda con amor a su madre, una gran señora que amó a sus abuelitos y a quienes complacía con su voz interpretando canciones rancheras.
“Desde que mi mamá no está admiramos más el trabajo que hacía porque tenía esa paciencia, ese tiempo, esa dedicación para los abuelitos; nosotros hemos tratado de imitar de alguna manera todo lo que hacía tan generosamente, pero, obviamente, para nosotros es más difícil porque tenemos un trabajo, pero lo que hacemos, lo hacemos con mucho cariño y cada 15 días se reúne el grupo donde platicamos y en ocasiones van a jugar a la lotería y otras actividades”.
Este 2025, hubo posada, como se hace año con año, con el único apoyo de la familia que se encarga de comprar pequeños detalles que se comparten y emocionan a los abuelitos.
“Cada año festejamos nuestra posada con el apoyo de mi familia, de nuestras amistades y de personas a quienes acudimos, ellos nos brindan su apoyo y a las cuales les agradecemos infinitamente este gesto tan maravilloso como es la generosidad”.
Sin duda, el Club Nueva Vida, cumple con el objetivo, tener abuelitos felices con momentos en sus vidas donde solo caben las sonrisas, así como la de Maclovia García, quien disfruta como cuando era niña pegándole a la piñata.
AA