Entre un techo de tejaban y un poco de madera es como vive una familia en la calle San Ariel, de la colonia San Juan Abajo, que día tras día salen desde las 5 de la mañana para lograr comprar un poco de comida.
Angela Crescencio de 53 años de edad comentó que todos los días se levanta desde temprano junto con sus hijos para vender semillas y muñequitas de trapo.
“Hacemos muñequitas y vendemos semillitas, desde las 5 de la mañana y a veces llegamos a las 7 o 8 de la noche, a veces nos alcanza para una sopita, frijolitos o lo que haya” comentó Angela Crescencio.
Son pocos los días que han logrado juntar 250 pesos para poder comer los 5 integrantes de la familia, así como los gastos de la casa. Son cuatro hermanos uno de 9, una de 13, uno de 16 años y otro de 23 años.
“Desde las 5 de la mañana mi mamá va por las semillas, ya cuando viene las tostamos y termina como a eso de las 9, al día juntamos 250, cuando hay venta y pues hay algunas personas que no nos compran, pero por lo regular al día, no nos va bien” dijo Martha Alejandra Cresencio, hija de Angela.
Mencionan que hay días de suerte, porque las mismas personas que les compran una bolsa de semillas o una muñeca de trapo, les regalan un poco de comida.
“En el día, cuando hay, comemos sopa, frijoles, o si no, cuando vendemos a veces nos regalan comida, hay algunas personas que nos dan, no todos los días, pero a veces y cuando no tienen pues no, pero a veces un taco” expresó.
En un cuartito de madera y tejaban es como duermen los integrantes de la familia, pasando fríos porque no hay dinero ni para comprar una cobija, para hacer de comer juntan unos ladrillos y con un poco de leña es como calientan sus alimentos, además para bañarse y lavarse las manos, tienen una tina de plástico.
Comentan que aunque no tenían mucho, tuvieron que iniciar de ceros, pues su casa fue incendiada.
“Una vez nos quemaron toda la casa, todas nuestras cosas, no habíamos ido a un lugar porque mi tío estaba enfermo y pues ya de ahí que fuimos a verlo, nos marcaron y nos dijeron que nos habían quemado la casa, ya cuando llegamos nos quedamos sin nada” afirmó.
Hay bastantes días que llega la tristeza a la vida de Martha, pues ella quisiera tener una vida como la de muchas “pues es que otras niñas si tienen para comer y más bien la tiran, pues yo no, yo necesito, me siento muy mal” dijo.
Por esta razón es que piden ayuda a las personas con una cobija o con un poco de comida para sus días.
