Con el objetivo de ayudar a los pacientes a dejar de fumar, los hospitales británicos pueden vender cigarrillos electrónicos y habilitar salas especiales donde las personas los usen, según una investigación realizada por expertos de la Universidad de Stirling, Escocia.
Estos aparatos tienen forma de pipa o cigarro y están compuestos por un sistema inhalador que funciona con una resistencia y una batería, lo que calienta y vaporiza una solución líquida con nicotina u otras sustancias.
El estudio destacó que el uso de los e-cigarrillos puede ser especialmente útil en los hospitales de salud mental, donde los pacientes pasan largas estancias y algunos tienen altos niveles de adicción al tabaco convencional.
Siguiendo estas recomendaciones, el Servicio de Salud Público de Inglaterra ha aconsejado permitir el uso del cigarrillo electrónico.
Esto implica, según las autoridades médicas, que durante las consultas realizadas en el sistema británico de salud se puedan prescribir los dispositivos electrónicos como método para dejar de fumar, una práctica que en la actualidad no está permitida.
La investigación reveló que los vaporizadores contribuyen a que aproximadamente 20 mil personas dejen el cigarro convencional cada año.
Pese a que el número de consumidores de estos inhaladores aumentó en los últimos años, la tendencia se ha estabilizado y son menos de 3 millones de usuarios en Reino Unido.
“Más de la mitad de los fumadores creen de forma equivocada que el uso de e-cigarrillos es tan dañino como los tradicionales”, afirmó el profesor John Newton.
El estudio refuerza la idea de que los vaporeadores son “ 95 por ciento menos dañinos y suponen un riesgo insignificante para los fumadores pasivos”, concluyó.