Regresar a las actividades laborales a partir de este 1 de junio llena de ilusión a los miles de guanajuatenses que tienen un empleo formal y seguro que los aguarda, pero existen aquellos que no embonan en ninguna de estas clasificaciones y simplemente no regresarán porque han quedado en el desempleo.
Son historias como la de don José de la Luz Martínez, de 66 años, quien trabajaba como chofer para una empresa de transportes escolares, ante el cierre de las escuelas y la limitación de movilidad, fue descansado sin goce de sueldo u apoyo alguno, ahora pasa jornadas de hasta 14 horas apoyando como “viene-viene” en estacionamientos de supermercados, la paga no es mucha, pero le alcanza para vivir.
“Aquí se viene uno desde antes de las 8:00 de la mañana, nos quedamos yo y otro compañero, nos andamos yendo a las 11:00 de la noche”, compartió.
Tras una larga jornada empujando carritos, abriendo puertas y cargando bolsas, los días buenos llega a juntar hasta 300 pesos, pero ante la contingencia suelen ser un promedio de 200, mismos con los que habrá de pagar los recibos de agua, luz y alimento para él y su familia.
“Es desesperante, porque aquí tiene uno que hacer mucha fuerza de voluntad para salir adelante, conozco gente que ya se ve bien desesperada, que ya no traen ni pa’ un camión”, señaló.
Su compañero Julio César a pesar de ser más joven, ha enfrentado la necesidad. Era empleado de una fábrica de calzado que de un día para otro lo descansaron sin previo aviso, para regresar le han pedido firme un documento donde renuncia a su antigüedad, seguro y prestaciones.
