Actualmente, millones de personas se encuentran en medio de una emergencia humanitaria en el mundo. Es común que las víctimas de conflictos bélicos o desastres naturales sufran de trastornos mentales como la depresión.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre cinco y diez por ciento de las víctimas de estos sucesos viven algún padecimiento emocional, y hasta el 2015, rara vez lograban conseguir un apoyo profesional ya que eran pocos los médicos capacitados para eso.
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Para solucionar el problema, la OMS creó un programa de acción para superar la brecha en salud mental que tenía como objeto subsanar la falta de atención destinada a las personas que sufren trastornos mentales y por consumo de sustancias.
Actualmente, la OMS recomienda que en situaciones de emergencia humanitaria todos los establecimientos de atención general asignen funciones de evaluación y manejo de problemas de salud mental a un profesional en medicina como mínimo.
Algunos de los padecimientos que las personas suelen presentar antes, durante y después de una emergencia humanitaria son:
Antes: depresión, alcoholismo, esquizofrenia y cualquier trastorno preexistente.
Durante: penurias, sufrimientos, consumo abusivo del alcohol y sustancias nocivas, depresión, angustias y estrés post traumático.
Después: angustia debido a la falta de información sobre la distribución de alimentos o la forma de obtener otros servicios básicos.
CR