EL ÁNGEL EXTERMINADOR
Mario V. Solorio
Escuchar el sonido de las trompetas, las maracas, los timbales y un piano al ritmo de “Mi caprichito”, “El mudo”, “El orangután”, “El ladrón” o “Dos gardenias”, casi de inmediato nos remite a La Sonora Santanera, nos recuerda a Carlos Colorado o la etapa de Sonia López cantando “Corazón de acero”. En mi caso, al escuchar a la Santanera, recuerdo cómo aprendí las tablas de multiplicar. Mi mamá no sabía qué hacer para que me aprendiera las tablas cuando estaba por ahí de segundo grado de primaria. Un domingo, en alguno de los puestos callejeros afuera del mercado Hidalgo, sonaba una disco de las tablas de multiplicar al son de ritmos tropicales. Se dio cuenta que mis pies se movían a la par de las notas de la música. Estaba tan desesperada que corrió y compró el disco. Una semana después, yo no había avanzado mucho en el aprendizaje de las tablas, pero había mejorado en mucho mi estilo para bailar tropical.
Con casi 65 años de trayectoria y fundada por Carlos Colorado, surgió a mediados de los cincuenta La Tropical Santanera. En 1960 se reorganizó como La Sonora Santanera, cuando firmó con un sello discográfico y debutó con el sencillo “La boa”, compuesta por Carlos Lico.
Director y percusionista de La Sonora Santanera, Arturo Ortiz añora la época en que los salones de baile estaban en su apogeo. “Eran unas fuentes de trabajo muy buenas. En aquel entonces se usaban mucho las orquestas. Recuerdo que estaba la Orquesta de Ingeniería, la Orquesta de Gamboa Ceballos, infinidad de orquestas. Fue una época muy bonita. Hoy, como ya han cerrado muchas fuentes de trabajo, las orquestas se han desintegrado, desgraciadamente. Hemos visto nacer y desaparecer muchas agrupaciones. Gracias a Dios, ahí estamos nosotros vigentes, precisamente por eso, porque un artista que no tiene un disco en el mercado, lo olvida la gente. Cada salón tenía su propio estilo. El Salón Los Ángeles era gente de barrio, los martes llegaba mucha gente de Tepito, de Peralvillo, de la Guerrero, que es donde está ubicado, y de La Lagunilla. La gente que iba al Salón Colonia era la gente de la Obrera (donde estaba ubicado), la Doctores y de las colonias aledañas; era un ambiente de danzón y era los miércoles. Los domingos y lunes era en el Salón California y tenía la fama de que llegaban muchas trabajadoras domésticas. Había algunos que eran de más categoría, donde no te dejaban entrar si no traías saco y corbata. Hasta los años 60 o 70 en que cerró el Salón México, ahí ponían un letrero que decía: ‘favor de no tirar las colillas porque las damas se queman los pies’ y ahí había dos o tres niveles, llegaba gente de todo tipo, gente desde abajo hasta de más alcurnia”.
El percusionista lamenta cómo la industria discográfica se ha visto afectada por la piratería. “Anteriormente las disqueras buscaban talentos, hacían artistas. Hoy ya no quieren perder tiempo en eso, quieren agrupaciones y cantantes ya hechos para hacerles un disco y subirlo a internet. O quieren trabajar con artistas independientes que hacen sus producciones y que buscan una compañía que les distribuya. Además, la gente ya no quiere comprar un disco completo, compra las canciones que le gustan. Creo que todo esto ha sucedido, desgraciadamente, por la piratería, que vino a acabar con la industria disquera. A tres días de que saliera nuestro disco, ya estaba en Tepito en la piratería. Antes el artista podía vivir de un disco porque recibía buenas regalías y se hacía famoso. Ahora con las regalías que recibes ya no puedes vivir”.
Lanzado hace casi un mes, el nuevo disco de La Sonora Santanera se llama La fiesta continúa, y es la secuela del CD por el 60 aniversario de la agrupación. En este material, al igual que el anterior, la Santanera tuvo invitados que interpretaron temas de su repertorio: Diego El Cigala, Lila Downs, Marisela, Willie González, María León, Pedro Fernández, Charlie Cardona (del Grupo Niche) o Alex Lora, por ejemplo. Incluye canciones como “El mudo”, “El Santanero”, “El Yerbero moderno”, “Dos gardenias”, “Yo no soy guapo”, “Mi caprichito”, “El orangután” o “El botones”.
Arturo Ortiz dice que sus invitados se adaptaron muy bien al interpretar las canciones clásicas de la agrupación. “No obstante que sus estilos son distintos al nuestro, se acoplaron muy bien porque son músicos profesionales. Tienen la calidad interpretativa, ensayaron durante mucho tiempo las canciones y un cantante que es cantante se adapta fácilmente”.
El disco o ejercicios como este podría ayudar a alcanzar nuevos públicos como los millennials. “La compañía disquera y nosotros nos hemos puesto de acuerdo en llegar a la gente joven. Digamos que entrar a un público es nuestro objetivo. La juventud conoce la música de La Sonora Santanera, dado que se identifica porque desde sus abuelos, sus padres, escucharon la música de la Santanera y ellos, de alguna manera, les trae recuerdos de cuando eran pequeños. La música de la Santanera es clásica, siempre estará vigente”.