El manual del perfecto "millennial"

Imagen Pluma
QrR

Grupo editorial diverso que abarca diferentes temas y formatos. La calidad periodística y la diversidad de contenidos son aspectos que definen a las editoriales de Milenio.

Hace unos días, una revista inglesa que publica la línea aérea British Airways, propuso un test para averiguar qué tan millennial es una persona. He dejado el término en inglés porque su traducción al español, “del milenio”, “milenarista”, “milenario”, puede prestarse a confusiones, y desde luego no quiere decir, de manera precisa e inequívoca, millennial, un término habitual en Inglaterra que se refiere a las personas nacidas al final del siglo XX, entre 1980 y 1999 y que hoy son, más o menos, la juventud. El millennial no debe confundirse con el hipster; no está obligado a arremangarse los pantalones ni a llevar calcetines llamativos, ni pantalones de color entre la mostaza y la papaya. El hipster vendría a ser, propiamente, un apéndice del gran grupo de los millennials.

Según el test, los millennials se pirran por todo lo nuevo: nueva música, nueva comida, nuevos gadgets y nuevas experiencias, y además viven intensamente la diversidad, la étnica pero también la religiosa, y están muy familiarizados con las personas, y los objetos, que son de otros países. Hay que tomar en cuenta que estos apuntes sociológicos se han hecho en Londres, una ciudad tremendamente cosmopolita en la que siete de cada diez personas con las que habla uno en la calle pronuncian el inglés con acento extranjero. Para viajar el buen millennial consulta la red, con énfasis en Tripadvisor, nada de acudir a vetustas guías de viaje como la Michelín ni, por supuesto, dejarse ver en la esquina de una ciudad desdoblando un incómodo y anciano mapa, que para eso están los googlemaps que se descarga el buen millennial en su teléfono. Tampoco son bienvenidas esas antiguallas de libretitas que Moleskine dedica a ciudades importantes, con planos e índice de calles; toda información que no provenga de un aparato electrónico es dudosa para el millennial (esto lo he puesto yo de mi cosecha). La palabra YOLO es crucial para pertenecer a este grupo humano; si sabes lo que significa YOLO puedes ser millennial y, si no lo sabes, estás condenado a ser un viejo del milenio anterior o un niño pedorro del siglo XXI que no se entera de nada; YOLO, para que se enteren los viejos y los pedorros, es el acrónimo de la frase (no demasiado original) You Only Live Once, que aparece en la canción (no muy potable) “The Motto”, del rapero (no muy bueno) Drake. Otra característica fundamental de los millennials es hacerse selfies, autorretratos con el teléfono, en solitario o en grupo, lo cual habla de la gran autoestima en la que se tienen los individuos que conforman este grupo juvenil, que se hace fotos compulsivamente sin tomar la precaución de preguntarse antes: ¿tengo un rostro fotografiable?, ¿de verdad voy a colgar esta cara, con esta rozagante papada, en Instagram? El tatuaje es otro elemento imprescindible del millennial, igual que el pearcing en la cara, en el ombligo o en las partes pudendas. Otra característica imprescindible es hacer donaciones a ONG, eso que se llamaba “dar caridad” en el milenio anterior, aunque supongo que esto también es demasiado británico, propio de una sociedad con empleos estupendamente remunerados.

La otra parte del test se ocupa de lo que no hace un millennial, y comienza con una pregunta clave, cuya respuesta ubica de golpe a cada quién en su sitio: ¿tienes línea telefónica en tu casa? Los millennial no tienen teléfono fijo, son etéreos como el wifi, como el 3G, y tampoco son afectos a esa mohosa costumbre de tener vida privada, que observaban, de manera por demás egoísta, las generaciones anteriores; la vida privada, para el buen millennial, apesta, y lo deseable es publicar cada detalle en alguna red social. Tampoco les gusta a los millennials expresarse largamente, estamos en el mundo de los 140 caracteres y todo hay que decirlo rápidamente para pasar, también rápidamente, a otra cosa mariposa, a otra canción, a otro video, a otro amiguito por Facebook o Hangouts. Y desde luego nada de ir al trabajo de traje y corbata, el millennial se viste cada día como si fuera viernes, antepone la comodidad, y la expresión vía la ropa, a los casposos convencionalismos; es decir que si se te acerca un millennial de mocasines, hay que tener cuidado de no entender en esos mocasines el mensaje que te enviaría una bota o un Converse-All-Star.

A los integrantes de este grupo humano y juvenil, no les interesa trabajar en grandes corporaciones, les gusta trabajar desde su casa, on-line, y no conciben que el trabajo pueda ser un sitio aburrido, les gusta la diversión, el ambiente relajado que se respira en los garajes y en los sótanos de Palo Alto, en Silicon Valley, donde ahora mismo se está inventando la siguiente maravilla de la tecnología. Y un detalle capital, el buen millennial no ve la televisión, no se somete a la tiranía de programadores y anunciantes, lo ve todo on-line, a la hora que quiere, no se deja mangonear ni manipular, no señor, no quiere ser una marioneta como lo fue su padre, ese hombre que le paga la computadora, el internet, los calcetines a rayas y los pantalones color mostaza.

Jordi Soler @jsolerescritor

Google news logo
Síguenos en
Editoriales
  • Editoriales
  • Grupo editorial diverso que abarca diferentes temas y formatos. La calidad periodística y la diversidad de contenidos son aspectos que definen a las editoriales de Milenio.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
MILENIO DIARIO es independiente en su línea de pensamiento y no acepta necesariamente como suyas las ideas de artículos firmados