Sin recibir un solo peso e incluso invirtiendo de su bolsillo, decenas de nuevoleoneses se suman a las labores de auxilio que brindan distintas corporaciones locales.
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La pasión por ayudar a los demás y la solidaridad son la principal motivación de estos héroes que atienden las emergencias que surgen a diario en la entidad.
Ellos están capacitados para ayudar en situaciones de todo tipo: desde un simple sangrado en la nariz o un desmayo, hasta un choque mortal, una inundación o un gran incendio.
La mayoría de los voluntarios financian sus propios cursos de entrenamiento en diferentes disciplinas, como rescate en aguas rápidas, control de siniestros, manejo de químicos, rescate en espacios confinados, entre otros.
"Tal vez algunos no entiendan por qué hacemos esto sin recibir un pago, pero es algo que todos deberíamos hacer", dice Elsa Elósegui, voluntaria en Protección Civil.
A continuación se presentan perfiles de algunos rescatistas de Nuevo León. Son solo cinco de muchos que existen en la localidad.
NOMBRE: Elsa y Elizabeth Elósegui
EXPERIENCIA: Más de 20 años
CORPORACIÓN: Protección Civil de Nuevo León
Madre e hija comenzaron con esta aventura en los años 90. Todo inició con un curso de primeros auxilios, pero el tiempo pasó y la vocación por ayudar a los demás se convirtió en una pasión que, aseguran, les ha dejado gratas experiencias.
Elizabeth, de 28 años y quien está a punto de casarse, relata su participación en el ataque al Casino Royale, donde murieron 52 personas, y recuerda haberle salvado la vida a un hombre, a quien guió a salir del lugar a través de mensajes directos de Twitter enviados desde su teléfono móvil.
Su madre, Elsa, tiene capacitación como bombero y está próxima a sumarse al Grupo Jaguares, de Santa Catarina.
"En esto siempre tienes de compañera a la muerte, ahí la traes a un lado y no sabes cuándo se va a alebrestar. Es un juego y a veces gana ella", cuenta sobre sus vivencias más extremas.
NOMBRE: Aarón Rivera
EXPERIENCIA: 34 años
CORPORACIÓN: Bomberos Nuevo León
Su madre es la "culpable" de su pasión por auxiliar a la gente.
La primera vez que fue a las instalaciones de Bomberos tenía seis años de edad y desde entonces no se ha retirado de esa corporación, a la que llama "familia".
En el terremoto del pasado 19 de septiembre en el centro del país, Aarón tuvo la oportunidad de viajar a Morelos para ayudar a los afectados por el desastre natural.
En medio del constante riesgo al que se enfrenta, su motivación para salir bien librado de las situaciones difíciles son sus hijas. No tenemos seguro, no sería un accidente profesional. Yo me cuido por ellas", dice.
Para él, una de las vivencias más satisfactorias fue la reciente ayuda a los damnificados brindada por todo México. "A los mexicanos los admiro por ser solidarios".
NOMBRE: Dulce Gutiérrez
EXPERIENCIA: Ocho años
CORPORACIÓN: Protección Civil de García
Su primer acercamiento a las labores de rescate sucedió mientras estudiaba el bachillerato en la Preparatoria Técnica Médica.
Al inicio su motivación era la adrenalina de subir a la ambulancia y la incertidumbre de dirigirse a un incidente sin conocer el escenario exacto que encontraría.
Sin embargo, al poco tiempo se percató de que lo más gratificante era ayudar a los demás en momentos difíciles.
A pesar de que ya formó su familia y tiene un trabajo como psicóloga, Dulce siempre se da un tiempo para dar apoyo en la corporación del municipio de García.
Algunas de las vivencias que más impacto le han causado son los accidentes viales donde hay víctimas menores de edad.
Por ello, varios de sus compañeros han solicitado apoyo psicológico. "A partir de eso decidieron ir a terapia algunos chicos y sí está funcionando", señala.
NOMBRE: Omar Sotelo
EXPERIENCIA: Dos semanas
CORPORACIÓN: Cruz Roja Monterrey
Como pastor en una iglesia evangélica, Omar ofrece ayuda espiritual a las personas, pero desde hace 15 días también pone su granito de arena desde la Cruz Roja Mexicana.
Originario de la Ciudad de México y residente en Montemorelos, Nuevo León, se sumó al trabajo de voluntariado luego del terremoto del pasado 19 de septiembre en el centro del país.
La incertidumbre de saber cómo estaba su familia y su amor por el lugar que lo vio nacer lo motivaron a ir más allá de lo que estaba acostumbrado.
Dedica algunas horas en la sede de la institución en Monterrey, en las cuales coopera con el emplayado de tarimas de mercancía para los damnificados y carga cajas de un lado a otro. Está disponible para lo que se requiera.
"Es muy grato llegar cansado a la casa, pero con la satisfacción de saber que se ayuda a lo lejos a mucha gente", afirma.