El corazón de Monterrey dejó de latir, sin pulso en sus calles y avenidas.
En el primer día de 2018, las avenidas del Centro y de sus principales arterias lucen prácticamente vacías... desoladas, una estampa fantasmagórica.
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El ajetreo, el torrente de gente, banquetas atestadas de compradores, automovilistas y camiones urbanos a paso de rueda, quedaron atrás.
Incluso las banquetas movibles que fueron ensanchadas sobre la avenida Juárez en cada una de sus aceras quedaron inutilizadas, pues por las banquetas tradicionales no pasan peatones.
Hasta las paradas de camión lucen "ociosas", apenas algún usuario del transporte urbano aguarda en forma aislada en alguna de éstas a la altura de Morelos, y porque no es visible a muchas cuadras a la redonda que pase alguna ruta.
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Desde Juan Ignacio Ramón hacia Constitución, apenas alcanzan a apreciarse un par de automóviles en las primeras horas del amanecer.
Cajeros bancarios vacíos, comercios cerrados, arterias sin autos o muy pocos, choca contra las compras de pánico que lucieron a reventar días atrás en el primer cuadro de la ciudad.
Constitución, Morones Prieto, Gonzalitos, Eloy Cavazos y Universidad, entre otras, lucen simplemente como avenidas desoladas.